Según los resultados observados a campo en ensayos de larga duración en la red de ensayos de Fertilizar Asociación Civil, se confirma una respuesta significativa a la fertilización con fósforo (P) y Azufre (S) en soja.
Además, de los estudios surge que para lograr los mayores rendimientos no solo debemos incrementar las dosis empleadas, sino también aplicarlas de manera segmentada. En ese sentido, desde Fertilizar destacaron que las mayores respuestas se manifestaron cuando la aplicación de la dosis alta (25 unidades de P) se realizó de la siguiente manera: 70% al voleo (en invierno) y el restante 30% en la línea al momento de la siembra.
“En la última campaña de la red incorporamos la aplicación de micronutrientes al tratamiento de dosis altas segmentada y, como resultado, obtuvimos una respuesta de 150 kg/ha adicionales”, destacó la Ing. María Fernanda González Sanjuan, Gerente Ejecutivo de Fertilizar. Y agregó: ”Queda claro que la incorporación de micronutrientes a estas dosis de P y S representa una alternativa de mejora en los rendimientos del cultivo.
Además de esto, desde Fertilizar sostuvieron que en los resultados del 4° año de la red de ensayos de soja, se han observado aumentos medios de rendimientos de 13% (419 kg/ha) y desde el punto de vista de la calidad de los granos, no hemos registrado cambios relevantes en concentración de proteínas como consecuencia de los aumentos de los rendimientos.
En base a ello, se manifiesta que al fertilizar con adecuadas dosis de P y S el cultivo de soja, según los resultados de la última campaña, el efecto dilución de la concentración de proteína por aumentos de rendimientos, se ve atenuada en los granos cosechados.
“Si bien la calidad proteica del grano de soja está determinada en gran medida por la interacción genotipo y ambiente, en los tratamientos fertilizados con dosis adecuadas se han logrado aumentos de rendimientos, sosteniendo la calidad proteica de los granos cosechados”, agregó González Sanjuan.
Más experiencias
Coincidentemente con estos comentarios, los Ingenieros Fernando Miguez e Inés Daverede de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UCA sostienen que “para una dosis de reposición y en base a las respuestas esperables, la rentabilidad de la fertilización con fósforo en soja está entre $1.8 y $2.2 por cada peso invertido.
Según explican lo relevante no es solamente la rentabilidad de la práctica en sí, sino también que el aumento en el rinde permita reducir el costo por tonelada producida al diluir los costos fijos de la siembra. “El costo de la semilla, de las labores y demás insumos, y en especial del arrendamiento (a quintales fijos), es independiente del rinde obtenido”, señalan los autores.
Más allá de esto, los técnicos reflejan que con el aumento de costos y la baja en el precio de la soja, el rendimiento de indiferencia –aquel necesario para no perder rentabilidad- es cada vez más alto.
“Resulta claro que el rendimiento de un cultivo sin fertilizar (podría ser de 36 q/ha en zona núcleo) no es suficiente para cubrir los costos en un campo arrendado y que el aumento en el rinde esperado por la fertilización permite “no perder” en campo arrendado y “mejorar” la rentabilidad en campo propio”, destacan los especialistas.
En ese sentido, se remarcó que la única manera de sobrevivir en el contexto actual es con rendimientos altos y que, para lograrlos, se debe fertilizar en forma suficiente al cultivo para que exprese todo su potencial genético.
“Debemos entender al cultivo como un todo, conocer sus necesidades, contar con un análisis de suelo que nos indique la disponibilidad de nutrientes, realizar un diagnóstico apropiado y aplicar los insumos de la manera más eficiente que nos sea posible”, enfatizaron Miguez y Daverede.