En tanto la demanda mundial sigue firme para todos los granos, la oferta local se va diseñando sobre una producción más estrecha de lo proyectado al comienzo del año agrícola.
Las elevadísimas temperaturas con excesos de humedad en gran parte de la región triguera, han limitado el potencial productivo para el cereal. El problema climático ha transcurrido justamente en el período donde la mayor parte del cultivo se encontraba en proceso de llenado del grano.
A ello, debe agregarse la calamidad del granizo ocurrido en Córdoba.
La BCR estima que la producción llegará tan sólo 12 millones de toneladas, en una superficie sembrada de alrededor de 4,4 millones de hectáreas.
Desde nuestras oficinas, nuestro escepticismo es creciente, dado que un área importante quedará sin levantar. Es probable que alrededor de 200.000 hectáreas no cosechen.
La mayor parte de esta superficie se encuentra en el noreste y el suroeste de la provincia de Buenos Aires que sufrió con mayor crudeza el duro impacto de las lluvias.
En cuanto al volumen de trigo, nuestras estimaciones se aproximan a 11,50 millones de toneladas.
En tal cuadro, la situación de nuestro país actuará como soporte internacional de los precios.
El panorama resulta decididamente más alentador para el maíz, cuyas siembras tienden a concentrarse en el cinturón maicero.
Las lluvias de octubre y los pronósticos de un final de primavera e inicio de verano con abundantes precipitaciones, pese al cuadro de precios castigados, amortiguan la escasa disposición para la siembra del cereal.
Se calculaba una baja muy pronunciada en el área de siembra respecto al año previo. Y efectivamente, la baja se está cumpliendo; pero a juzgar por la evolución de los trabajos de siembra, pareciese que no descendería por debajo de 3,8 millones de hectáreas.
De ser así, es posible que se alcance una producción comercial de alrededor de 22 millones de toneladas. La campaña anterior mostró casi 25 millones de toneladas.
La gran pegunta ahora es qué pasará con la soja. Las siembras avanzan a pasos agigantados.
Las últimas mejoras en los valores han incorporado mayor ánimo en los
agentes. Obviamente, sólo nos referimos a los de la pampa húmeda porque en las
economías regionales, como Tucumán y Salta la situación es lamentable.
En los últimos días, la implantación ha avanzado con celeridad, pero pese a ello el retraso respecto al promedio histórico es considerable.
Respecto a la extensión, las proyecciones privadas se mueven en un rango que va de 20.5 a 21 millones de hectáreas. La superficie sería similar a la del año pasado. Levemente superior, según los principales cálculos.
Sin embargo, es factible que ésta caiga. No es descabellado prever un área menor a 20 millones de hectáreas, pese a que la superficie destinada a maíz será menor a la del año pasado. ¿La explicación? No todos los lotes alejados de los puertos serían sembrados. Quedarían sin trabajar.
Todo dependerá del clima y de los precios pues no debemos olvidar que las lluvias amenazan con repetirse en un cuadro presente de apreciable demora en la siembra.
Siendo así las cosas, no resulta descartable la posibilidad de una disminución en el volumen final de producción respecto al año pasado y a las estimaciones de inicio de campaña.
En la campaña anterior, la Argentina tuvo un producción de 55,6 millones de toneladas. En la actual, posiblemente muestre un volumen inferior.