En el marco de una nueva edición del clásico encuentro sobre tratamiento de semillas al que asisten los principales semilleros del país, se presentaron ensayos sobre el uso de la molécula Sedaxane para combatir enfermedades, y de los productos Dynasty y Cruiser para el control de insectos.
Según expertos, la protección del cultivo en soja, vía tratamiento de semilla, es la llave para lograr un buen arranque del cultivo. Si la emergencia está garantizada, afirman, no hace falta sembrar de más.
Nordelta (Provincia de Buenos Aires), noviembre de 2014. El tratamiento de semillas es el mecanismo de incorporación de terápicos más amigable con el ambiente y cumple una función clave en la etapa inicial del cultivo, donde la emergencia de plantas resulta determinante. Para actualizar conocimientos sobre esta etapa inicial en los cultivos Syngenta organizó una nueva edición del Simposio SeedCare, que contó con la participación de técnicos y asesores de las principales semilleras del país.
En el primer turno, el ingeniero José Micheloud, de la Facultad de Agricultura de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), presentó el proyecto de microambientes que busca caracterizar el comportamiento del cultivo de soja en la Argentina a partir de la identificación de los limitantes de la producción, las características de cada ambiente y su impacto en las estrategias de manejo sobre los niveles de productividad, como así también las brechas de rendimiento del cultivo. El proyecto consiste en mapas desarrollados a partir de análisis de grupos focales con expertos regionales provenientes de 140 grupos CREA de todo el país. Este proyecto se utilizó para estudiar tratamientos de semillas. “Todos los tratamientos que realizamos con Plenus en sojas BT y convencional arrojaron una clara tendencia hacia mayores rendimientos con la protección temprana ideal. Las diferencias entre tratamientos tuvieron una gran correlación según los genotipos utilizados (RR1 y RR2 BT), donde se observó una tendencia a mayores rendimientos en campos sembrados con las semillas tratadas con Plenus Max y Plenus Forte; asimismo, los resultados también variaron de acuerdo con cada lugar donde se realizaron las pruebas”, señaló Micheloud.
Control de plagas iniciales
Los insectos de suelo –en escenarios de deficiencia hídrica– tienen el potencial de transformarse en plagas de alta capacidad de daño. Según el ingeniero Marcelo Di Napoli, de Aacrea, un problema de difícil control en soja es Pantomorus Sp, un gorgojo de suelo que integra un grupo de plagas iniciales que afectan al cultivo de soja y se localizan en la parte subterránea, alimentándose de semillas o raíces. Cuando atacan, se observan plantas marchitas y sectores sin plantas a lo largo de los surcos. A su vez, en las raíces de las plantas afectadas se observan larvas de gorgojos.
Según ensayos realizados en sojas de primera y de segunda en las zonas de Tres Arroyos y Azul para Pantomorus Sp, las semillas tratadas con Cruiser consiguieron promedios de rendimientos y respuestas superadoras. Los controles de insectos de suelo deben contemplar el equilibrio entre los efectos en la porosidad, la inocuidad de los benéficos y el potencial de daño de las plagas target. El insecticida Cruiser de Syngenta fue utilizado en ensayos realizados por la ingeniera Mercedes Ambrosini, de Cazenave y Asociados, para el control de hormigas y cortadoras.
Densidad de plantas
Más tarde, el doctor Lucas Borras, de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y miembro del Conicet, se refirió al manejo de densidad en siembra, variabilidad espacial y temporal en emergencias de plantas. “Nos propusimos identificar la densidad mínima que maximiza el rinde en soja y obtuvimos que para grupos cortos (3 y 4) sembrados de manera temprana y para grupos medios-largos (4 y 5) sembrados tardíamente, resulta ideal sembrar entre 10 y 20 plantas por metro cuadrado. Para grupos cortos (3 y 4) sembrados de manera tardía, lo ideal son entre 30 y 40 plantas por metro cuadrado. En tanto, para grupos medios-largos (4 y 5) sembrados temprano, lo ideal son 10 plantas por metro cuadrado”, explicó.
“Estas densidades resultan ideales para mantener la sanidad del cultivo, optimizar la captación de recursos y mejorar los rindes finales. Sembrar de más no siempre es lo mejor, a tal punto que notamos efectos negativos en siembras tempranas con densidades altas en grupos largos. Claro que para manejar estas densidades es clave garantizar la emergencia y asegurarla con un buen tratamiento de semillas. En nuestros ensayos todos los tratamientos de semillas incorporaron rindes cuando partimos de un control no tratados. Si bien lo más común es poner un fungicida, agregar un insecticida es también una práctica recomendada a tal punto que se puede esperar un piso de un 1 por ciento de aumento de los rindes gracias al insecticida”, añadió Borras.
Sanidad de semillas
A su turno, el ingeniero Guillermo Olaya, de Syngenta Estados Unidos, presentó experiencias de tratamiento de semillas en su país y aseguró que ello asegura la salud de las semillas, limitan la dispersión de los posibles patógenos de alto riesgo, mejoran la germinación y el número de plantas, generan un crecimiento uniforme y aumentan las cosechas. Además, se refirió al desempeño de la molécula Sedaxane, que en Argentina se encuentra en los tratamientos Vibrance Integral, y actúa como inhibidor de la respiración de los patógenos, de prolongada acción sistémica y movilidad ideal en el suelo (muy efectiva en el control de Rhizoctonia spp). Además, Olaya explicó que en la actualidad existe un fungicida experimental de Syngenta –conocido como A10466G– con el que se está realizando un exitoso programa de manejo de Fusarium virguliforme que provoca muerte súbita en soja.
Más tarde, la ingeniera Mercedes Scandiani, de Laboratorio Rio Paraná y Rizobacter, advirtió sobre los problemas de calidad de semilla de soja para la próxima campaña y recomendó incluir el test de sanidad en las determinaciones de calidad ayuda a disminuir los riesgos de diseminación de patógenos a través de la semilla.
También sobre el tema de la sanidad, el ingeniero Facundo Quiroz, del INTA Balcarce, explicó que el hongo causante de Mildiu tiene una alta capacidad de generar variantes genéticas que provoca dificultados de control. “Productos como el Metalaxil son excelentes utilizados como curasemillas y protegen la planta hasta que tiene seis hojas, pero bajo control en aplicaciones foliares. Por otra parte, en los ensayos realizados registramos un buen control de enfermedades a través de la combinación de diferentes fungicidas y con el tratamiento Dynasty de Syngenta”, explicó Quiroz.
Acerca de la calidad de activos, el ingeniero Fernando Biffis, de Syngenta, explicó los beneficios del Cyantraniliprole, la segunda generación de insecticidas de la clase Bisamidas, un insecticida sistémico que mejora los resultados de la emergencia.
Si bien los tratamientos de semillas han demostrado su aporte de valor al desarrollo de los cultivos, según explicó el ingeniero Carlos Becco, director de Tratamientos de semillas de Syngenta, en la actualidad, de cada 100 semillas que se siembran en la Argentina sólo 65 se transforman en planta. “Por suerte, el conocimiento y la inversión que las empresas aportan a los tratamientos de semilla es cada vez más importante y todos aspiramos a que el productor comprenda que la etapa inicial es el primer eslabón de calidad que debe ser cuidado si se busca un mejor resultado agronómico”, concluyó.