(Del corresponsal del diario El País en Marte)
La relación entre el Gobierno argentino y el planeta Marte ha desembocado en una crisis impensada.
La carta que la Presidenta de la Argentina enviara a los marcianos hace dos semanas, alertándolos sobre la existencia de una conspiración contra el gobierno kirchnerista y contra su persona, fue recibida en el planeta rojo con asombro. Sin embargo, el pedido de apoyo político, ayuda financiera e inversiones entusiasmó a los extraterrestres.
Los marcianos respondieron que estarían dispuestos a colaborar, a cambio de que el Gobierno argentino participe de la dieta alimentaria marciana compuesta principalmente por carne terrícola, dato que el Gobierno argentino desconocía al momento de pedir ayuda, como desconoce casi todo lo que sucede fuera de sus fronteras.
Si bien los marcianos importan sus alimentos desde distintas regiones de la Tierra, es sabida su preferencia por las carnes de terrícola impostor. En un acto de honestidad brutal, los extraterrestres le hicieron saber al Gobierno argentino que el plato preferido del marciano medio es el impostor a la plancha con un poquito de limón y oliva, o a la cacerola con papitas y arvejas. Y en ese sentido, el Gobierno argentino tiene mucho para ofrecerles. El kirchnerismo es a la carne de impostor lo que Arabia Saudita al petróleo.
Esta revelación provocó estupor en las filas del kirchnerismo. El gran problema ya no es que los Buitres quieren cobrarles, sino que los Marcianos quieren comérselos. Y ambos, por caminos separados, han decidido extorsionar al kirchnerismo para obtener su objetivo.
Los Buitres estarían extorsionando al Gobierno bajo amenaza de dar a conocer las cuentas bancarias y las sociedades en el exterior de altos funcionarios y de la mismísima Señora Kirchner. Obviamente, tienen acceso a toda la información del mundo financiero internacional porque ellos mismos son “el mundo financiero internacional”.
El mecanismo de chantaje es simple. Primero les dejan pegados los extractos bancarios secretos en el espejo del botiquín del baño para que vean que no es chiste y después, si no les pagan, se los pasan a Lanata y eventualmente al Juez Oyarbide que habría expresado su deseo de reconciliarse con la sociedad.
El Gobierno está aterrorizado, aunque supone que estas revelaciones no van a perturbar su relación con la militancia. Hay una idea generalizada en el núcleo duro kirchnerista de que “roban pero hacen”, y que “hacen” lo que ellos soñaron. Además, siempre se ha dicho que “para hacer política hace falta plata”. Por eso los Kirchner arrancaron haciendo plata (y no pararon nunca más).
De todos modos, y para evitar problemas mayores, en los últimos días dejaron trascender a través de Kicillof y de Vanoli, que después de fin de año van a negociar con los Buitres y que se tomarían los próximos dos meses para ver como se lo disfrazan a la militancia. Finalmente es sólo un problema de plata.
Pero con los marcianos las cosas son mucho más complicadas. Ellos no quieren plata. Quieren carne. Los sibaritas de Marte aprecian las carnes impostoras como una exquisitez única y están dispuestos a hacer cualquier cosa si el Gobierno se negara a entregar impostores para enlatados, chacinados o embutidos.
Por eso la situación es tan difícil. Acá en Marte son mucho más avanzados. Saben todo. Vieron todo. Grabaron todo. Desean el manjar impostor a toda costa y amenazan al Gobierno con que, si no acceden a su pedido, van a desenmascarar algo mucho más valioso que las cuentas bancarias secretas: el relato.
Como muestra de su poderío, los altos mandos marcianos revelaron a través de la señal de noticias UFO, imágenes inéditas tomadas en la residencia de los Kirchner, en el momento en que el matrimonio se enteró de que Menem había firmado los indultos a los militares. En el video se ve claramente cuando, conmovidos por la noticia, Él le dice a Ella: “Para mí que a las milanesas las tenés que pasar dos veces por el huevo y dos veces por el pan rallado”… “Sí, mi amor”, responde Ella.
Desde que el video llegó a la Quinta de Olivos reina allí un total hermetismo. Pero antes de que pudieran reaccionar, los marcianos difundieron otro video impactante: el momento en que Néstor Kirchner, en los años 90, firma la transferencia de los fondos de Santa Cruz a una cuenta en Suiza explicando públicamente que lo hacía para protegerlos de la incertidumbre política, la presión sobre el dólar, la caída de reservas del Central y la crisis económica del país. Una operación que, aquí en Marte, se conoce como “contado con liqui”.
Para cubrirse, el Gobierno argentino estaría preparando una denuncia contra los marcianos, como parte de la misma conspiración de bancos, medios, gobiernos occidentales y Majul.
Pero, al igual que con los Buitres, por lo bajo comenzaron arduas negociaciones con los marcianos. Según trascendió en Marte, el Gobierno argentino habría ofrecido entregar un par de ejemplares como muestra de buena fe.
Alex Freyre y su pareja sería la primera propuesta del Gobierno a los marcianos. “Son dos impostores de pura cepa”, comentaron en los pasillos de la Rosada. Por un lado son fuertes militantes por los derechos de los homosexuales. Pero por otro lado uno de ellos preside en Capital Federal el partido MILES que, a nivel nacional, conduce Luis D’Elía. Es un partido que entre otras cosas, defiende el régimen de Irán, país que cuenta entre sus tradiciones la de ejecutar homosexuales colgándolos de los árboles y postes de iluminación.
“Mandémoslos y de paso nos los sacamos de encima”, habrían comentado en el círculo íntimo de la Presidenta ante el papelón que estos muchachos hicieron esta semana y que dañó al propio Gobierno. Los marcianos habrían exigido que en la lista de impostores a entregar se agregue a Timerman, pero el Gobierno no aceptaría pese a los ruegos del resto del gabinete.
“Tal vez sea una buena oportunidad para librarnos de Boudou”, le aconsejaron a la Presidenta. Sin embargo, no es tan simple. No se puede decir que huyó. Pero tampoco se puede salir a explicar que los marcianos se comieron al Vicepresidente.
Mientras tanto, aquí en Marte se siguen los acontecimientos con absoluta tranquilidad. Ya imaginan a los mozos de los restaurantes más prestigiosos del planeta rojo, voceando: “Para la mesa 4, marchen dos porciones de albóndigas de Sabbatella con arroz, una sale con bolognesa y la otra con salsa de Alperovich”.