La gestión de Aerolíneas Argentinas no es sólo una calamidad administrativa de Cristina Kirchner . Es, además, un error político: centenares de declaraciones de Carta Abierta no alcanzarían a neutralizar el daño que La Cámpora está infligiendo a las creencias estatistas.

En su libro Vuelo 1304, Franco Rinaldi consigna que el Tesoro gastó en esa compañía, desde 2008, US$ 4000 millones. Es lo que le salió a British Airways quedarse con Iberia. No contento con derrochar el dinero ajeno con la aviación, Mariano Recalde inauguró un servicio de transporte terrestre desde Aeroparque al centro porteño. Un par de diputados examinó el costo y concluyó: por cada viaje traslada, promedio, un pasajero y medio.

La actitud de la oposición es tan llamativa como el dispendio de Recalde . Todos los partidos proponen, a partir de 2015, "manejar mejor la compañía". Nadie se atreve a explicar cómo se alcanza ese objetivo. Muchos menos se anima a discutir que el Estado deba manejar aviones. Es natural que la Presidenta, alta en el cielo, domine la política.