Por una caída de sus ventas en torno al 20% y el impacto de la situación macroeconómica en general, la fábrica de maquinaria agrícola Mainero, ubicada en la ciudad cordobesa de Bell Ville y una de las principales del país, reducirá a partir de pasado mañana 12 horas la jornada laboral semanal de sus empleados.
Ayer, luego de que la empresa presentara ante la delegación local del Ministerio de Trabajo cordobés un procedimiento preventivo de crisis, sus autoridades y representantes de la seccional local de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) llegaron a un entendimiento que involucra a 320 empleados de planta propia.
En Bell Ville, Mainero es la principal compañía empleadora del sector privado.
"Hoy [por ayer] cerramos un acuerdo y a partir del lunes se va hacer una reducción de 12 horas por semana", dijo a LA NACION Francisco Argüello, secretario general de la UOM Bell Ville.
De 44 horas semanales, los operarios de Mainero pasarán a 32. Trabajarán lunes, martes y miércoles nueve horas por día, mientras que los jueves lo harán cinco horas. "El viernes no se trabajaría", señaló el gremialista. Entre otros puntos, también se acordó que de las 12 horas caídas, la empresa pagará el 50% como una cifra única y no remunerativa.
Argüello precisó que la empresa informó "como motivo principal" de esta situación "una caída de las ventas".
Mainero fabrica equipos para ganadería, como rotoenfardadoras y mixers, y agricultura, tal es el caso de cabezales para la recolección de maíz y girasol, y embolsadoras para almacenar granos.
Egar Lambertini, director de relaciones institucionales de Mainero, confirmó el acuerdo con la UOM, y subrayó sobre la merma de las ventas: "Hay una retracción que, según los rubros, va del 20 al 30% respecto del año pasado y que es general también en el sector".
Con la caída del precio de la soja, los productores están invirtiendo menos en la renovación de maquinaria agrícola. "Cuando baja la actividad y el chacarero no compra, ¿qué hacés?", se interrogó el ejecutivo.
La merma en las ventas no es el único factor que desencadenó esta situación. "También hay un aumento de costos muy importante que redujo la actividad", afirmó.
Lambertini apuntó además al acortamiento de los plazos de pago que requieren proveedores de insumos clave.
"Hoy comprás materiales y los proveedores no te dan crédito; no dan plazo para pagar. A cualquier fábrica eso le perjudica para mantener su actividad", indicó el directivo. El empresario explicó que, pese al recorte horario, no se habían registrado despidos.
Además de la disminución de ventas, el sector de la maquinaria agrícola sufre atrasos en el pago por parte del Gobierno de diversos incentivos fiscales instrumentados para mejorar su competitividad.