En estos momentos, dos cosas pesan decididamente sobre la formación –depresiva- de los valores.
En primerísimo lugar, incide la inercia bajista formada por tantas noticias -obviamente bien fundadas- sobre la mega-cosecha a darse en EE.UU.
No se puede discutir tal tendencia porque la operación de cosecha ya va a comenzar en el centro de EE.UU. y todos los informes hablan de un rinde récord.
Hasta ahora, la cuestión resultaba más o menos previsible, aunque desde el hemisferio sur, los productores aguardaban la aparición de algún “milagro” de la naturaleza. Pero éste, hasta el momento, brilla por su ausencia y así las condiciones climáticas siguen a favor de EE.UU.
Para colmo de males, las estimaciones de siembra en Norteamérica respecto a la nueva campaña 2014/15 son preocupantes. Los productores preferirían sembrar mayor superficie de soja en desmedro del maíz.
En segundo lugar, presiona algo que no se aguardaba: la apreciación del dólar frente a las principales divisas como es el caso del euro.
La divisa ha empezado un recorrido en suba dada la consolidación del crecimiento económico en EE.UU y la mejoría del mercado laboral; en tanto la Eurozona sufre cada día una mayor desaceleración de su economía.
Acentuando la baja de valores, la propia apreciación del dólar empuja hacia abajo el precio del petróleo lo que, a su vez, ejerce una presión adicional en la caída del precio internacional de la soja.
Por fortuna, el yuan de China no se aleja demasiado de la divisa de EE.UU.
El largo conflicto respecto al tipo de cambio del yuan – déficit comercial de EE.UU. revela la complejidad de las relaciones entre China y este país. Existe una enorme interdependencia entre ambas economías. Por ello, la moneda china no se deprecia visiblemente cuando el dólar se aprecia. Desde este punto de vista, la cuestión es favorable para los commodities agrícolas.
Esta visión sobre China permite mantener una posición relativamente optimista sobre los valores de mediano plazo si no se toma en cuenta la emergencia de una campaña de oferta abundante. Porque China necesita todavía continuar con una moneda depreciada. El yuan bajo fortalece su sector exportador y atraer una corriente de inversión directa extranjera. Ello promueve el empleo y eleva el nivel de vida de su población.
Pero es claramente negativa, cuando se refiere a los restantes mercados como por ejemplo los de la U.E. y del sudeste asiático. La U.E. requiere un ajuste de su moneda a fin de mejorar la competitividad de la región y de hecho lo está haciendo.
En este cuadro poco alentador, la demanda sigue firme. Entre otras cosas, China es la que fortalece las compras.
Pero ello no es suficiente para contrarrestar la fuerza negativa a la que está sometido el mercado por una mayor oferta que, seguramente, llevará para fines de campaña a una extraordinaria recuperación del stock.
De esta forma, el FOB puertos argentinos correspondiente a mayo/15 se aproxima peligrosamente a u$d 360. De hecho, Chicago -para principios de año- se encuentra en ese nivel.
Lo curioso, en este contexto, es que las autoridades se ensañen con el comportamiento económico de los productores de nuestro país.
Hasta el propio Antiguo Testamento lleva a un comportamiento como el de ellos. En el pasaje de los sueños del Faraón de Egipto, José recomienda guardar mercadería durante los buenos años para sobrellevar airosamente los de vacas flacas. Varias fábulas inducen, también, a lo mismo.
Cuando el productor guarda su mercadería, lo que hace es prevenirse frente a un futuro incierto. El año terminado ha sido bueno en términos de producción. Como en otros ciclos, el productor ha mantenido soja en depósito. Para afrontar el resto del ciclo.
De hecho, no es muy diferente, en términos absolutos, la cantidad mantenida en sus manos a esta altura del año.
En el ciclo anterior, el volumen sin vender (ó sin precio fijado) alcanzaba a 30 millones más menos. Y en éste se acerca a 34 millones. El número no es tan diferente. Mucho más si consideramos que la inestabilidad presente y prevista supera con holgura a la del anterior período.
Obviamente, la proporción es mucho menor. Pero tomar sólo ésta parece responder más bien a un razonamiento sesgado.
Los próximos meses serán muy difíciles. Seguramente veremos muchos cambios en la modalidad de explotación y administración. Aunque haya devaluación.