Los commodities agrícolas no logran torcer la racha bajista que arrancó a fines de junio y se profundiza con el correr de las semanas. Tanto la soja, como el maíz y el trigo tuvieron un arranque de semana en baja en el mercado de Chicago, y marcaron nuevos mínimos desde 2010.
El contrato de soja a noviembre, el más activo por estos días en los que comenzó la cosecha en Estados Unidos que se espera sea récord con más de 110 millones de toneladas producidas, cerró a u$s 344,8 la tonelada, 2% por debajo del cierre anterior. Durante la rueda, ese futuro tocó u$s 343,3 por tonelada, el menor valor desde fines de junio de 2010.
Con las nuevas bajas, que acumulan 26% o u$s 120 por tonelada de caída desde la primera rueda del año (también desde los máximos de fines de mayo, cuando la soja había rebotado a u$s 457 por tonelada), la oleaginosa se consolida en los precios con los que había transitado durante 2009, tras la crisis financiera de Lehman Brothers.
Y los analistas insisten que la baja puede profundizarse en el corto plazo a medida que se confirmen los altos rendimientos de la cosecha sojera en Estados Unidos y se consoliden las previsiones de que también habrá producción récord en el hemisferio sur, sobre todo en Brasil y Argentina.
Los especialistas creen que el próximo sostén se encontrará en torno a u$s 320/330 la tonelada, incluso algunos creen que puede llegar a hundirse hasta los u$s 300 por tonelada.
No obstante, varios reportes dan cuenta de que la oleaginosa podría experimentar un rebote, y consolidarse en torno a u$s 420/u$s 440 la tonelada, a medida que avance la siembra en América del sur y haya más tracción de la demanda.
Ayer se testearon lo que para muchos analistas técnicos eran los nuevos objetivos de corto plazo, comentó José Frogone, analista de la corredora Cortina Beruatto. Y destacó que sigue creciendo la posición vendida en soja de los fondos especulativos. Al 16 de septiembre, esa posición era de 31.600 contratos menos, inédito en la historia de los fondos de Chicago, indicó.
Por su parte, el analista independiente Iván Barbero asegura que, si bien hoy la tendencia bajista de la soja está relacionada con una oferta futura abundante y una demanda que crece pero no al ritmo que lo hace la producción, en las últimas ocho campañas agrícolas, los compradores activaron fuerte las operaciones e impusieron un repunte en las cotizaciones.
La subestimación de la demanda externa en los últimos años ha sido clave para que el mercado se fortalezca después de la cosecha norteamericana, lo cual genera algo de optimismo para la soja nueva local, señaló en su último informe. Y agregó que la soja julio en Chicago (que se utiliza de referencia para las cotizaciones a cosecha locales) ha subido en 7 de los últimos 8 años, entre finales de octubre y los últimos días de junio del año siguiente.
Por lo pronto, el derrumbe en Chicago genera fuertes bajas en Argentina, donde se calcula que todavía los sojeros tienen unas 22 millones de toneladas sin vender. Ese volumen, a precios internacionales, se depreció en u$s 2.500 millones entre fines de mayo y la actualidad.
En Rosario, la posición mayo15 quedó ayer en apenas u$s 235 la tonelada, con lo que el margen de rentabilidad para el productor cada vez es más estrecho.