La sobreoferta de granos y oleaginosas a nivel mundial y la consecuente caída de los precios conforman el escenario en el que los productores argentinos deben tomar decisiones de cara a la nueva campaña. El tema servirá de eje al próximo seminario Agrotendencias –el “Outlook” de la Argentina-, que se llevará a cabo el 24 de septiembre en el recinto de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, organizado por la Federación de Acopiadores.
Además del representante del USDA, William Chambers, y otros especialistas de Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina, también integrarán la mesa del Seminario los analistas Enrique Erize, de Nóvitas, y Gustavo López, de Agritrend, para quienes, en este partido, todavía quedan cartas por jugarse.
Erize está convencido que en este escenario complejo, y pese al record histórico de producción, “el primer mandamiento es no subestimar la demanda”. Enseguida desarrolla sus argumentos: “Antes, si teníamos dos cosechas record seguidas los precios se mantenían bajos durante tres años. Ahora, los elevados niveles de demanda hacen que se necesite un record productivo todos los años para que los precios no se disparen”.
En su opinión, hoy el mercado granario “está liderado por la demanda” y los bajos precios actuales colaboran al incentivar aún más el interés de compra de los países. “El maíz a 140 dólares tiene un precio muy tentador. Por lo tanto, Japón, Tailandia, Malasia e Indonesia van a aprovechar para activar aún más sus compras. Ellos pagaron 400 dólares hace un par de años y 250 en la campaña pasada”, ejemplificó.
Al referirse a la presión que ejerce la abultada cosecha estadounidense en los precios del maíz y la soja, Erize señala que “cuando la Argentina esté cosechando estos granos, en abril/mayo de 2015, la demanda ya habrá actuado y los stocks americanos estarán mucho más bajos. Y, como Chicago queda en Estados Unidos, estoy convencido que ese mercado volverá a rebotar”.
Para López, todavía puede haber sorpresas. En maíz y soja, “Estados Unidos podría terminar la cosecha con volúmenes aún superiores a los que se vienen estimando”.
En el caso del maíz, López considera que pesa la pérdida de participación relativa en el mercado mundial por parte de Argentina. Recordemos que el país pasó de su histórico segundo puesto como exportador –detrás de Estados Unidos- al cuarto lugar después de ser superado por Brasil y los países de la ex Unión Soviética, fundamentalmente Ucrania. “Esto ha limitado su ventana de exportación –explicó-, porque el maíz argentino entra en septiembre-octubre coincidiendo con la zafriña, que es la segunda época de cosecha de Brasil, destinada al mercado externo”.
El otro elemento que López pone a consideración es el crecimiento del consumo interno, “que estará incentivado por el menor precio actual y enfrentado a una menor producción derivada de la caída que se espera en el área sembrada con maíz”. Según el analista, en la campaña 2014/15, la superficie rondaría las 3.300.000 hectáreas frente a las 3.750.000 de la campaña pasada.
“La presión relativa del consumo ha crecido y puede ser que esto ayude a apuntalar un poco el derrumbe actual del precio del maíz”, continuó López, para detallar que “hace 10 años la Argentina producía 25 millones de toneladas pero con consumos bajos que permitían exportar no menos de 18 millones de toneladas. En cambio, ahora estamos esperando una próxima cosecha de 22 o 23 millones de toneladas de las cuales el 50% será requerido por el mercado interno”.
Para el caso de la soja, ambos analistas coinciden en que la producción del hemisferio norte ya está definida con volúmenes record, pero que aún falta mucho por jugar ya que la cosecha sudamericana es el 50% de la producción mundial y recién ahora se comienza a sembrar. El dato es elocuente. Según López, Estados Unidos terminará triplicando sus stocks finales al pasar de 4 a casi 12 millones de toneladas. Por su parte, las estimaciones preliminares del USDA señalan que también será record la próxima cosecha de soja de Argentina, Brasil y el resto de los países de la región.
Las proyecciones sobre el aumento de la producción sojera sudamericana están sustentadas en un comienzo de siembra sobre suelos con buenos niveles de humedad y en una menor superficie destinada a maíz, tanto en Argentina como en Brasil, que pasaría a soja.
Frente a este panorama, López pone el alerta en una situación que puede tener gran peso en la comercialización interna: “la oferta local tiene alrededor del 50% al 55% de la soja sin vender. Si se mantiene esta actitud sería probable que el stock pase de los 4 a 5 millones de toneladas de los últimos años a 10 millones de toneladas, con el consecuente efecto desfavorable en el nivel de precios”.
“Con tal de conseguir mercadería –continuó el analista-, se escucha que algunas industrias están ofreciendo cerrar el precio en dólares con la posibilidad de que el vendedor lo pesifique cuando quiera pero antes de mayo de 2015. Es un tipo de operación que se ha denominado venta a precio hecho con pesificación diferida y que le permite a los productores tener más margen para hacer frente a la devaluación del peso”.
Lo cierto es que tanto el plano internacional como el local configuran uno de los inicios de campaña más inciertos para los productores argentinos. De ahí la importancia particular de esta nueva, la décima, edición de Agrotendencias, el seminario que ofrece la posibilidad de entablar un mano a mano con especialistas nacionales y extranjeros para diseñar la mejor estrategia.