Una vez más, sin importarle el futuro del país y solo concentrado en su ambición política, el gobierno ha recurrido al mecanismo de tratar de estirar el tiempo sin resolver el problema de fondo. Me refiero a la decisión del BCRA de obligar a los bancos a vender parte de sus posiciones en moneda extranjera. Algo que ya había ensayado a principios de año y el placebo le duró muy poco tiempo.
Recordemos que en pleno enero, cuando el Central perdía reservas en cantidades industriales y el blue se disparaba, Fábrega utilizó tres herramientas para tratar de frenar el descontrol cambiario: a) devaluó algo el peso, b) subió la tasa de interés y 3) mediante un cronograma obligó a los bancos a vender parte de sus posiciones en divisas extranjeras, algo que repite ahora. Esas tres medidas junto con el inicio del ingreso de los dólares de la soja lograron calmar transitoriamente el mercado de cambios hasta agosto, cuando al acabarse los dólares de la soja el blue volvió a dispararse.
Obviamente, que al mismo tiempo que el BCRA lograba esta victoria a lo Pirro, la recesión se profundizaba, la recaudación caía en términos nominales, el déficit fiscal se disparaba y la emisión monetaria y el endeudamiento de corto plazo vía LEBACs, NOBACs y pases pasaban a financiar el desequilibrio fiscal.
Nada ha cambiado desde enero hasta ahora. El gobierno sigue aumentado el gasto por encima de la recaudación, el BCRA sigue financiando al tesoro generando inflación y las divisas escasean producto del tipo de cambio real que cae mes a mes y la falta de competitividad de la economía argentina.
Como faltan divisas, se frenan las importaciones de todo tipo de bienes, incluso insumo, y la actividad productiva se ve cada vez más paralizada, con todos los problemas sociales que ello acarrea.
Ante la recesión existente, CFK afirmó la semana pasada, que las concesionarias de autos encanutaban autos. Luego pidió disculpas y dijo que no querían vender. Que los escondían. Supongamos, por un momento, que esto fuera cierto. Que las concesionarias de autos no quieren vender. ¿Y cuál es el problema? ¿O acaso el dueño de una concesionaria de autos no puede decidir cuándo, en qué cantidades y a qué precio vender? ¿Qué imperativo moral obliga a las concesionarias de autos a vender su stock?
De todas formas luce un poco raro que las concesionarias asuman el costo financiero de mantener stock inmovilizado. Solo van a adoptar esa medida si una vez vendido el auto, los pesos que reciben no le alcanzan para reponer el auto. Si ese fuera el caso, que es el caso en esta Argentina inflacionaria y de incertidumbre cambiaria, el dueño de la concesionaria se come su stock de capital. Eso es justamente lo que quiere el gobierno y a lo que se niega, no solo el dueño de la concesionaria y la terminal de autos, también se niegan todos los argentinos. Los argentinos se niegan a perder su stock de capital y a que le cobren el impuesto inflacionario.
Tengamos presente que los autos de fabricación nacional no son de fabricación nacional. Son armadurías donde una parte mínima de los componentes son de producción local. El grueso de los autos, se arman con partes que vienen del exterior y se pagan en dólares. Por lo tanto, si alguien vende un auto que se arma con autopartes que cotizan a un dólar de $ 8,4 y en un tiempo más el tipo de cambio oficial puede ser de $ 10, el tipo termina perdiendo su capital de trabajo porque tiene que pagar $ 10 por cada autoparte importada y no $ 8.
Esto de tratar de forzar la fiesta de consumo destruyendo el stock de capital ya lo vimos, no solo a principios de año cuando el Central obligó los bancos a vender parte de su tenencia de divisas, sino que lo vimos con la prohibición de exportar carne, trigo, maíz, lácteos, retrasar las tarifas de los servicios públicos de luz, gas, agua, etc.
Justamente, en los últimos días la gente (me incluyo) empezó a recibir boletas de gas con aumentos del 300% y más. Con el descaro que caracteriza al gobierno, algún funcionario salió a decir que la tarifa no había aumentado, sino que la gente consumía más gas.
Veo mi boleta de gas y es cierto, me aparece un fenomenal aumento del consumo que es imposible que se haya producido, y no mueven la tarifas, bajan el subsidio por el mayor consumo inventado. Es decir, hasta para hacer un rodrigazo son mentirosos. Pero lo concreto es que esto de usar el stock de capital para forzar la baja de los precios ya fue probado por este gobierno con el mismo resultado: al final del camino estallan los precios. Pasó con la carne vacuna que prohibieron exportar, desestimularon la actividad ganadera y hoy hacer un asado cuesta una fortuna. Nos consumimos el stock de capital en cabezas de ganado, el precio bajó transitoriamente y luego se disparó.
También lo hicieron con el sistema energético, el transporte público, los combustibles, el gas, etc. y en todos los casos el efecto fue el mismo. Baja transitoria del precio, abundancia del producto barato y luego escasez y estallido del precio. Pregunta: ¿por qué va a ocurrir algo diferente con el dólar si aplican la misma receta que aplicaron con la carne, la energía, el gas, el transporte, etc.?
Pienso que, si bien el objetivo de los funcionarios del gobierno, comenzado por CFK, es destruir todo lo que sea necesario para sostenerse en el poder el mayor tiempo posible sin que le estalle todo a ellos, de todas maneras reflejan una clara ignorancia en el manejo de la economía. Es cierto que los dólares son escasos en Argentina por culpa de las medidas adoptadas por el mismo gobierno (cepo, caída del tipo de cambio real, etc.), pero también es cierto que sobran pesos por el déficit fiscal que es hijo del aumento del gasto público, incremento del gasto público que es hermano mellizo del populismo que lleva a cabo el gobierno.
Para mentir y mantener el relato ya han dejado de ser creativos. Digamos que la gente ya les tomó el tiempo. Ahora, tampoco son imaginativos para estirar el estallido de la crisis. Recurren siempre a las mismas medidas que fracasan una y otra vez y, por lo tanto, no sorprenden a los agentes económicos. Ya no logran, ni siquiera, cambiar las expectativas de los agentes económicos con alguna ocurrente burrada económica, porque son como el cómico que siempre repite el mismo chiste. Finalmente nadie se ríe.
¿A quién quieren sorprender con esta medida de consumir stock de capital para frenar artificialmente el tipo de cambio? Sin duda se les acabaron las ideas para sostener el relato y, encima, el tiempo se les acorta.
Fuente: Economía para Todos