En Brasil, la soja tiene puesta la camiseta argentina. El 43% de la superficie cultivada con la oleaginosa en ese país, el segundo en producción luego de los Estados Unidos, se siembra con genética desarrollada por dos empresas de la Argentina: Don Mario y Nidera.
La siembra del cultivo de soja en Brasil ronda los 30 millones de hectáreas. Sobre esa superficie, más de 12 millones de hectáreas se hicieron con variedades desarrolladas por esas compañías, que las produjeron localmente con know-how argentino.
Esa fue la foto a nivel país. Sin embargo, en varios de los principales estados productores, entre otros Río Grande do Sul y Paraná, en el Sur, la participación de esas compañías en su conjunto llegó a superar más del 75 por ciento.
El fenómeno lo admiten en Brasil. "En la región sur, la proporción de los cultivares de soja con genética argentina es enorme. En Río Grande do Sul y Paraná es de aproximadamente 80 por ciento y en Santa Catarina, cerca de 75 por ciento", expresó Paulo Campante, asesor de la Asociación Brasileña de Semillas (Abrasem). Según Campante, en los estados del sudeste y medio oeste de Brasil la penetración aún no es tan grande, pero ha ido creciendo año tras año. Por ejemplo, en Minas Gerais ya ronda el 25 por ciento.
El boom en Brasil tuvo un antecedente. Antes que allí se aprobara oficialmente la soja transgénica, en los campos del Sur se sembraban ilegalmente variedades argentinas. Sorprendían a los productores brasileños por su mayor rinde, quienes bautizaron al cultivo como "soja Maradona". A los productores les quedó la imagen de que las sojas "Maradona" eran rendidoras.
Después irrumpieron Don Mario y Nidera con su genética en la soja transgénica y generaron una revolución: en seis años lograron que su genética cubriera el 43% de la superficie cultivada a nivel país. En el medio desplazaron a jugadores globales como Monsanto, Syngenta, Pioneer y las brasileñas Embrapa y Codetec.
Según fuentes del mercado, hoy la participación de la genética de Don Mario en el mercado total brasileño es del 24%, seguida por un 19% de Nidera. Luego se ubica la brasileña TMG, con 18%, y Monsanto con un 17%, entre otras compañías. "Los productores brasileños valoraron el rendimiento de las variedades argentinas y el mejoramiento, que se hizo un criterio ofensivo para buscar la alta productividad. En Brasil, en cambio, se apuntaba más a la defensa frente a enfermedades", expresó Gerardo Bartolomé, presidente de Don Mario, que en el vecino país opera con las marcas Brasmax y Don Mario. Tras la avanzada argentina, las otras empresas viraron sus programas de mejoramiento hacia una mayor productividad de los cultivos.
Felipe Possa, gerente comercial de Baup Brasil, una firma que posee genética 100% propia, destacó que entre las razones que facilitaron la entrada de la genética de firmas argentinas fue el cambio en la legislación de Brasil, que hasta antes de 2008 no autorizaba oficialmente la siembra de cultivares transgénicos.
"Los cultivares argentinos ya tenían avances en la investigación con cultivares RR [por la soja transgénica resistente al herbicida glifosato] y ocuparon el espacio rápidamente", indicó el referente de Baup. Otro factor que también influyó a favor de las variedades de firmas argentinas fue la genética.
"Brasil utilizó materiales muy tarde [con ciclo de madurez más tardío], con muchas hojas y hábito de crecimiento determinado. Estos materiales terminaron sufriendo enfermedades, mientras que los cultivares argentinos, con menos hojas, más eficientes y con un ciclo más corto [de madurez] tuvieron una gran ventaja sobre los cultivares brasileños", explicó Possa.
En Nidera, señalaron que las variedades desarrolladas por las firmas argentinas se hicieron de una "fama" que hoy es valorada por los productores. "Siempre estuvieron asimiladas a un concepto de buena genética, a una genética destacada", expresaron.
¿Cuánto más puede crecer la participación argentina en Brasil? Según Bartolomé, hoy el 43% tal vez ya sea "un techo", porque las otras compañías que operan en ese país hicieron cambios para pasar a competir con las firmas argentinas tras perder mercado.
El mercado brasileño de semillas, donde hay un alto pago de regalías y uso de semilla certificada [casi 70% contra algo más de 20% en la Argentina] mueve unos US$ 1200 millones. Aquí apenas supera los US$ 240 millones.