Desde que se puso en marcha el programa de Precios Cuidados, el Gobierno les hace llenar a las empresas que forman parte del acuerdo una planilla especificando cuáles son sus costos. En el formulario, además les pide a las compañías de consumo masivo que informen cuáles son los proveedores que les quieren trasladar algún aumento de precios considerado "excesivo". Mitad en serio y mitad en broma, ya hay más de una empresa que les preguntó a los funcionarios de la Secretaría de Comercio si en la planilla de costos podían denunciar a YPF por las subas constantes en el precio del gasoil.
En el nuevo índice de precios del Indec que fue presentado en febrero pasado, el transporte representa el 13,6% del indicador, mientras que la incidencia puntual de los combustibles no llega al 4 por ciento. Sin embargo, los empresarios de consumo masivo aseguran que sus costos son mucho más sensibles a cualquier aumento en el gasoil.
"Los más afectados por los aumentos en los costos logísticos vía combustibles son los consumidores del Interior, porque todas las subas en los combustibles, por pequeñas que sean, se terminan trasladando a los precios de los productos que llegan a las góndolas", explican en la Cámara Argentina de Supermercados (CAS), la entidad que reúne a las principales cadenas del Interior.
La logística representa entre 4 y 6 puntos de los costos de los supermercados, dependiendo básicamente del grado de expansión geográfica de cada cadena. Los porcentajes no son números chicos para los parámetros de negocios de los supermercados. El margen bruto de una cadena de supermercados en Buenos Aires hoy ronda el 35%; cuando se descuentan todos los gastos, el resultado neto no supera el 1,5 por ciento.
De acuerdo con la estructura de costos que manejan las cadenas, hoy los sueldos y jornales representan un poco más de la mitad de su margen operativo, mientras que el otro 50% se lo llevan los impuestos, las comisiones de las tarjetas, los alquileres y las nuevas tasas de seguridad e higiene que hoy se aplican en la mayoría de los municipios.
"Los aumentos en los combustibles, y en particular en el caso del gasoil, tienen un efecto cascada en toda la economía. Para el consumidor, se siente no sólo cuando va a la estación a cargar nafta, también impactan en todos los procesos productivos y en la distribución de todos los artículos hasta que llegan a la góndola del supermercado", explicó el economista Camilo Tiscornia.
El panorama es particularmente preocupante para las empresas de logística. "En el último año, el combustible se convirtió en el insumo que más impacta en los costos logísticos, desplazando a los salarios. Y en un sector con reducidos márgenes como el logístico, no nos queda otra alternativa que entrar en una negociación permanente con nuestros clientes, porque estamos obligados a trasladar todas las subas a los costos", señaló Carlos Musante, director de Cedol, la cámara empresaria especializada en distribución y transporte.