El mercado del bioetanol viene creciendo a pasos agigantados en nuestro país desde hace años, gracias a que, a diferencia del biodiesel, la Secretaría de Energía actualiza los precios en forma periódica contemplando las variaciones de costos que sufren las operadoras por efecto de la devaluación de la moneda y del incremento de los insumos.

No obstante, Claudio Molina, Director Ejecutivo y Socio Fundador de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, explica que el auge de producción que goza la industria no logra aprovecharse al máximo de las posibilidades: “en lo que respecta al tratamiento impositivo en las actuales condiciones para las compañías petroleras es más económico comprar combustible en el exterior, libre de impuesto, antes que bioetanol”.

El especialista en la materia señala que la nafta procedente de otras plazas no abona el 41 por ciento de contribuciones, por privilegios que establece el artículo 30 de la ley de Presupuesto Nacional 26.895.  Reconoce que esta medida presenta sustento legal, pero así y todo advierte que “es claramente inconstitucional”.

Además de frenar el desarrollo del biocombustible sostiene que “está deteriorando significativamente a las pequeñas refinerías de petróleo que no pueden competir con aquel producto”.

Molina considera que “resulta oportuno y de equidad tributaria, que en la próxima ley de presupuesto nacional no se agreguen exenciones a los combustibles importados, considerando que a la luz de los precios que están alcanzando los productos locales los fundamentos que hace muchos años valieron, están caducos”.

Molina asegura que “el Gobierno tiene intenciones de llevar el corte de bioetanol primero al 10 ciento y luego al 12 por ciento”, pero apunta que “por resistencia de YPF”, no se puede concretar este gran paso que espera el sector.