Son charlas que tienen dinámica, anécdotas, novedades casi a diario, pero donde no surgen hechos diferentes a lo esperable. Nada de lo nuevo es realmente importante. Es como relatar una telenovela en la que todos sabemos el final: la protagonista que es linda pero pobre (después de variadas vicisitudes) finalmente se casará con el protagonista que es lindo y rico.
Argentina como todo país que quiere volver a crecer, tendrá que normalizar su situación con el sistema financiero internacional y necesitará de inversores, argentinos primero y extranjeros después, para desarrollar su potencial.
Por lo tanto, para conseguir ese objetivo, la Argentina terminará pagando lo que dice el fallo, seguramente una gran parte con bonos, como se hizo con Repsol u alguna otra variante que ofrece el sistema.
Es difícil (por no decir imposible) pensar que la sentencia caiga en el olvido o que se modifique. En consecuencia, el final de esta historia la conocemos todos: Argentina va a pagar. Pero llegar hasta allí será novelesco.
Así es como estamos ahora en el momento de grandes desencuentros. La novela está en ese punto donde creemos que la chica y el chico nunca lograrán casarse, donde las situaciones son tan adversas que parece imposible ver una resolución favorable. Y lo más importante es que a las partes por ahora les suma la dilatación del conflicto.
Al gobierno argentino, porque ganó en iniciativa política, recuperó credibilidad con su nacionalismo inofensivo y está consiguiendo un culpable de todos los males de la economía Argentina (Griesa y fondos buitres).
A los fondos buitres, porque los intereses que siguen devengando los bonos más los punitorios superan el 10% anual, lo cual está muy por encima de los rendimientos que puede conseguir con otra inversión. Así que mientras más tiempo pase, ellos cobrarán más intereses. Que serán unos cuantos millones de dólares más.
Por supuesto que esto es favorable para ambas partes, por un corto tiempo.
El tiempo al país le juega en contra. Es claro que hoy se encuentra suspendido cualquier proyecto de inversión serio, y hasta que no se resuelva este tema, difícilmente se retome. Por ahora muchos inversores ven al default como momentáneo, pero cada día que pasa es menos momentáneo y más permanente. Por lo tanto, el nivel de actividad económica se va resintiendo lentamente. Muchos me preguntan qué impacto tiene el default. Veamos un ejemplo.
Supongamos que tenemos un trabajo cuyo sueldo nos permite vivir bien, pero justo. De pronto por razones injustas nos cortan la tarjeta de crédito y no podemos pedir préstamos personales. Nada de crédito.
La pregunta es ¿al día siguiente que me cortan la tarjeta, que me cambia? La respuesta es que no mucho o casi nada. Seguimos con nuestro sueldo, podemos comer, pagar las cuentas de la casa, etc.
Pero el tiempo pasa y después de 2 meses se rompe el microondas y no se puede reparar. ¿Cómo hacemos para comprar otro sin crédito? La respuesta es que viviremos sin microondas. Bueno es complicado, pero no grave. Dos meses después se rompe la heladera. En ese momento la falta de crédito se comienza a sentir. No podemos comprar una nueva heladera. Para una nación, sin crédito internacional ocurre lo mismo. Al principio no parece haber ninguna diferencia, pero con el paso del tiempo la calidad de vida se deteriora.
Por lo tanto, al gobierno el tiempo no le viene bien. La economía se irá deteriorando y con ella el nacionalismo inofensivo. Este es el mejor momento del default. A partir de ahora el tiempo irá lentamente yendo en contra.
A los fondos buitres tampoco les conviene tanta dilación, ya que inversores y el estudio de abogados quieren finalmente cobrar algo luego de todos esos años de litigio, y después de haber ganado la batalla legal.
Por lo tanto, unos meses más no pasa nada, pero luego la presión para cerrar un acuerdo que permita cobrar la sentencia se irá haciendo sentir.
El tiempo solo trae más complicaciones en el frente externo. Si se produce aceleración de los bonos par, algunos juicios al BONY y juicios a la Argentina. Es decir los enredos seguirán complicando el panorama y eso tampoco favorece al fondo NML.
Porque a medida que pasa el tiempo y la situación se deteriora, la capacidad de pago de la Argentina también tiende a agravarse, pudiendo a la larga convertir este default coyuntural en uno más duradero.
En el medio de esta disputa entre patria o buitres estamos los argentinos con mayores dificultades para vivir en un país normal. Porque los conflictos no son gratuitos y afectan a la economía real. Una vez más, nos tocará vivir más inflación, más recesión y más desempleo.
Ojalá que la novela no dure mucho tiempo. Es que los desencuentros hacen que el sabido final quede cada vez más lejos y sea cada vez más costoso.