NUEVA YORK.- Un banco norteamericano envió por correo electrónico un informe sobre la Argentina a sus clientes, anteayer al mediodía. Un acuerdo con los llamados "fondos buitre", decía, debía alcanzarse mañana o, a más tardar, el martes, para poder completar todos los pasos necesarios para liberar los pagos de la deuda sobre el filo del cierre de las operaciones financieras del miércoles 30 de julio. Y describía, sin dramatismos, cómo sería un default "corto" si eso no ocurre, y sugería que la solución podía llegar después.
Otro informe de un banco de inversión, difundido el lunes, un día antes de la audiencia en el tribunal del juez Thomas Griesa que abrió la semana más tensa de la pelea ente la Argentina y los fondos NML y Aurelius Capital, elevaba la posibilidad del default a un 50 por ciento. Pero agregaba que era factible un acuerdo de último minuto.
Un tercer análisis, de otra institución afincada en Wall Street, y también difundido anteayer, se preguntaba -todavía- qué garantía podrían aceptar los demandantes para pedirle a Griesa que reponga la medida cautelar, ostay y, así, poder llevar las negociaciones hasta 2015 y eludir tanto el default como el riesgo -temido sobre todo por el Gobierno- de una nueva avalancha de juicios ante cualquier movimiento durante este año que se parezca a un arreglo.
La batalla entre la Argentina y los fondos buitre abrió en estos últimos días una paradoja: nadie quiere un nuevo default, pero el país quedó más cerca que nunca de ese escenario. Griesa no quiso dar más tiempo y dejó todo en manos de las negociaciones. El Gobierno llevó la puja al límite y NML lo acusó de no querer discutir nada, para luego llamarse a silencio. El diálogo, envuelto en hermetismo, continúa mientras corre el reloj.
Wall Street, afecta al riesgo y la incertidumbre, intentó como pudo dilucidar el futuro argentino. En medio del desconcierto y la incertidumbre, analistas, abogados e inversores que siguen la pelea no tuvieron más remedio que aferrarse a puñados de información, comunicados de prensa y declaraciones, para calcular riesgos económicos. Así, sobraron las probabilidades ante la falta de certezas.
Ya sea por optimismo, puro voluntarismo o fina conjetura, nadie descarta aquí un acuerdo. Pero a medida que pasan los días, la posibilidad de un nuevo default crece, y pocas cosas han sugerido, hasta aquí, que Daniel Pollack, el mediador nombrado por Griesa, haya podido acercar posturas.
La cláusula RUFO, que les permite a los acreedores que participaron de los canjes de 2005 y 2010 exigir las mismas condiciones que la Argentina ofrezca "voluntariamente" a los holdouts y que, según el Gobierno, podría disparar que la deuda se eleve en 120.000 millones de dólares, fue el eje central de las discusiones.
El economista Eduardo Levy Yeyati marcó el protagonismo de ese tema con una frase en Twitter: dijo que la cláusula RUFO es el nuevo riesgo país.
Los riesgos de esa cláusula, que expira el 31 de diciembre, marcaron otras de las divergencias que ofrece el caso: aquí, casi todos consideran que no implica un riesgo para la Argentina, o, a lo sumo, creen que el riesgo es tan bajo que no debería tenerse en cuenta. Para el Gobierno y sus abogados, el riesgo no sólo no es cero, sino que es inaceptable. Más aún: el veredicto final estaría en manos de un juez, y la Casa Rosada no está dispuesta a exponerse a otro "evento Griesa".
A principios de la semana, dos analistas le dijeron a LA NACION que un depósito de garantía era la mejor forma para eludir la cláusula, acordar una reimplantación del stay y llevar toda la discusión a 2015. No era una idea original, sino la solución en boca de todos. Pero en el Gobierno creen que es una opción riesgosa. Ya aquí, en los últimos días, se ha planteado la pregunta acerca de cuál puede ser la alternativa.
El juez, cuestionado por sus idas y venidas en la última audiencia para definir los alcances de su mandato judicial, que prohíbe a la Argentina realizar pagos de la deuda si no les paga también a los litigantes, decidió que cualquier solución tiene que surgir de las discusiones con Pollack. La Argentina y NML ya expresaron su voluntad de acordar y mantienen abiertos los canales de diálogo. Todos han dicho que quieren negociar.
De los interrogantes que dominaron la pelea entre el Gobierno y NML, que llevan años envueltos en una pelea que es mucho más que una disputa contractual, uno se escuchó con insistencia estos días: "¿Quién pestañea primero?".
Opiniones en Twitter
Varios economistas expusieron en la red social su visión sobre la situación en la que se encuentra el país ante un eventual nuevo default
@jlespert: De acuerdo con CN Art 75 inc 7,para q el desacato del fallo Griesa y el default sean "constitucionales"¿no deberian ser aprobado x Congreso? (José Luis Espert)
@elyblog: Creo que estamos en condiciones de sumar la RUFO al cupón en la lista de errores de diseño del canje 2005 (Eduardo Levy Yeyati)
@fedesturze: Tanto hablar de la Rufo y la clave estaba en el articulo 4 de la ley 26886 q explica pq funcionarios no pueden negociar nada (Federico Sturzenegger)
@luissecco: No acordar con holdouts (y defaultear) es tan irracional que aún muchos no creen que el gobierno no quiera evitar (Luis Secco)
@NielsenEcon: Con el equipo q había en SecFin entre 2002 y 2005, esta cuestión se arreglaba en 5 d de trabajo, evitando distracciones de la macro desequil (Guillermo Nielsen)
@fvallejoss: Esta Presidenta no va a firmar nada q comprometa el futuro de las generaciones de Argentina como hicieron otros, que firmaron cualquier cosa (Fernanda Vallejos).