Por años, el alcalde porteño vino siendo "vendepatria" (según Néstor Kirchner), "totalitario" (Cristina), "mentiroso" (Parrilli), "ineficiente e improvisado" (Filmus), "un señor feudal" (Timerman), "mentiroso e irresponsable" (Randazzo), "un niño-bien caprichoso" (Abal Medina), "zángano" (Tito Nenna) y "vago" (según las remeras de La Cámpora). Eso sin detallar, por falta de espacio, los adjetivos que le dedicó Aníbal Fernández.
Pero ahora Cristina bajó la orden de elogiarlo, tarea en la cual la dirigencia kirchnerista ya está trabajando con el énfasis de siempre. La diputada Juliana Di Tullio, por caso, advirtió que Macri es el único opositor que no le miente a la gente y llamó peligrosos a los demás. No está claro si lo que quiere CFK es ningunear a Massa, acotar al peronismo, hacer que gane Macri para volver ella en 2019 o simplemente le encantó el Metrobus.