El Ingeniero Agrónomo Miguel Gauchat, de San Vicente, asesora unas 25.000 hectáreas, de las cuales la quinta parte están en Santiago del Estero y asegura que desde hace diez años vienen ajustando la rotación trigo/sorgo logrando innumerables beneficios.
Micki Gauchat, que también es productor agropecuario, centra sus ventajas en la sustentabilidad y diversificación: “No dejamos de usar algo de maíz de segunda, pero mientras éste lo debemos sembrar hacia el 20 de diciembre, el sorgo lo implantamos a principios del mes. Los rindes de sorgo que esperamos son muy buenos: de 65 a 70 quintales por hectárea, como este año”.
“Tres campañas atrás, en la peor seca que tuvimos, cosechamos 55 quintales que podemos considerarlo un piso; el sorgo es muy aguantador en esas condiciones. Siempre usamos sorgos Advanta porque son los que mejor andan en los ensayos comparativos y llevados al campo también demuestran sus cualidades. En las últimas campañas sembramos el VDH 314, pero hoy nos estamos inclinando por el VDH 114, un híbrido precoz que se comporta muy bien al stress y acorta el ciclo disminuyendo aún más el riesgo de heladas tardías”, agrega.
El Ingeniero completa el paquete tecnológico que le aplican a la rotación: “al trigo lo fertilizamos con Nitrógeno, Fósforo y Azufre; y al sorgo de segunda solo le aplicamos Nitrógeno con un piso de 100 kilos de Urea por hectárea”.
“Los mejores resultados los obtenemos sembrando 10/12 semillas al metro en surcos a 52 cm.; eso nos da un planteo de unas 200.000 plantas por hectárea a cosecha”, concluye.
Desde la campaña 2004/2005 que este grupo de Ingenieros ajustan la rotación en la zona con óptimos resultados, no sólo en el sorgo sino también en la soja posterior.
Se puede decir que la estabilidad y seguridad de cosecha hacen que este sistema todavía tenga mucho para crecer. Las consultas que reciben a diario así lo demuestran.