Hoy el gobierno pretende hacernos creer que se despertó de su sueño de connivencia con los sectores más oligopólicos y concentrados de la economía a los que desde hace una década les permite esquilmar a los productores mirando para otro lado.

Este gobierno es -y ha sido- cómplice de las compañías de granos que han manejado a su antojo los precios durante estos 10 años y ello ha sido uno de los factores determinantes para la sojización de la agricultura, la desaparición de miles de productores y la más feroz concentración económica de la que tengamos memoria en el agro.

Los negocios permitidos por incapacidad o por indulgencia de quienes tiene el deber de controlar y arbitrar los poderes concentrados son la contracara de un interior con pueblos, rutas y suelos devastados, y la cara misma del plan sistemático de exterminio de productores que lleva adelante el gobierno.

Ahora, ¿los mismos verdugos de los chacareros dicen que van a transparentar los precios que recibimos los productores? La Federación Agraria Argentina tiene todas las razones para no creer en la alternativa que se propone. Porque hemos hecho innumerables reclamos que nunca fueron escuchados. Porque venimos de padecer un chacarericidio, con miles de productores trigueros desaparecidos.

Cambiar el collar sin cambiar el perro, no es ninguna solución. Desde la FAA reiteramos la necesidad de tener mecanismos virtuosos que garanticen equilibrio entre los actores del sector. Nuestra entidad propuso oportunamente la propuesta para la creación de una Agencia Federal de Estímulo a la Producción Agropecuaria (AFEPA), que el gobierno debe tener guardada en algún rincón de sus cajones. Una iniciativa elaborada con el sudor que riega los surcos en las chacras, no con la efímera conveniencia de nuevos socios del poder y magos de las finanzas.

LA CREACIÓN DE LA AFEPA, VERDADERA GARANTÍA DE LA TRANSPARENCIA

La Agencia Federal de Estímulo a la Producción Agropecuaria que propone la FAA debería funcionar bajo la órbita del Ministerio de Agricultura de la Nación, dirigida por un Consejo de Administración, que asegure su buen funcionamiento. Este estaría conformado por miembros que representen a los distintos actores involucrados, como productores, agroindustria, el comercio de granos y carnes, la exportación, los trabajadores y los consumidores. De este modo, se podría garantizar una verdadera transparencia y la búsqueda del equilibrio entre las partes.