Las enfermedades de raíz y tallo causadas por microorganismos del suelo en los cultivos constituyen, actualmente, una nueva limitante de la siembra directa. Para superarla, los productores van ajustando la estrategia día a día, trabajando a prueba y error en un mecanismo de mejora continua. Sin embargo, no siempre tienen dimensión de los procesos que suceden debajo de la superficie.
Es que el suelo es una verdadera caja negra donde se pueden conocer las entradas y las salidas pero no siempre entender y desentrañar los procesos que allí suceden. Precisamente en este punto cobra importancia el estudio de la biología de suelos, porque todos esos procesos están mediados por los organismos que lo habitan. En consecuencia, comprender lo que sucede en la tierra, en un sistema de siembra directa, es la llave que permitiría ajustar las herramientas tecnológicas para producir más y de manera sustentable, dando respuesta al desafío que enfrenta la humanidad.
Vincular términos como biología de suelos y agronegocios puede sonar extraño. Pero no lo es si se considera que el dilema actual de la sociedad es cómo lograr una convivencia armoniosa entre la economía y la ecología, en un contexto de demanda creciente de alimentos y energía.
Se prevé que en los próximos cuarenta años la población aumentará un 50%; es decir que hacia 2060 habría entre 9.000 y 11.000 millones de personas, según distintas estimaciones. Con esas proyecciones, producir más alimentos es una necesidad ineludible, como así también lo es preservar la productividad de los recursos naturales involucrados en el proceso: suelo, aire y agua.
La clave para resolver el desafío está en el planteo productivo que se adopte y en la tecnología que se aplique. Por eso, el conocimiento, y particularmente el del suelo, resulta fundamental, ya que en la actualidad, desde la óptica de la producción agrícola, la biología de suelos es la principal caja negra; y a la vez, una oportunidad de mejora para el manejo de los sistemas.
Atendiendo a esta demanda, en el XXII Congreso Anual de Aapresid, que se desarrollará del 6 al 8 de agosto en Rosario bajo el lema “La Misión”, habrá un Simposio de Nutrición de Cultivos donde la biología de suelos tendrá un capítulo especial.
Allí disertarán, entre otros, Antonio Mallarino, profesor de manejo de nutrientes y fertilidad de suelo de la Universidad de Iowa (EE.UU.); Miguel Taboada, director del Instituto de Suelos del INTA; Luis Wall, profesor de la Universidad de Quilmes y director del Biospas; Octavio Caviglia, investigador EEA INTA Paraná; Marcelo Carmona; profesor de la Cátedra de Fitopatología de la Fauba; Gustavo González Anta, director de Investigación y Desarrollo de Rizobacter Argentina; Martín Díaz Zorita, director de Investigación y Desarrollo agronómico de Novozymes en Sudamérica; Fernando García; director IPNI Cono Sur; y Hugo Permingeat, profesor de las Cátedras de Química Biológica y Biología Molecular de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario.
Aquellos que gestionan la producción agrícola ven en la biología de suelos una gran oportunidad para dar un nuevo salto productivo y de gestión ambiental. Y el congreso de Aapresid, según aseguran desde la entidad, será una gran oportunidad para comenzar a develar el contenido de esa caja negra.