La comprobación, el mes pasado, de la presencia de un parásito temible como la garrapata en el ganado en una región de nuestro país que se consideraba libre de ese mal debe ser un tema de preocupación tanto para el sector rural como para el Gobierno.

Se trata de un parásito que, alojado en las partes más delgadas del cuero de los animales, se dedica a chupar la sangre de sus huéspedes, los debilita, reduciendo su fertilidad, disminuye su producción y también puede provocar la muerte de sus víctimas. Es temible también por cuanto su difusión ha cubierto gran parte del país, acotada ahora a raíz del combate entablado para reducir su área infestada tras grandes esfuerzos y costos, que ahora correrían riesgo de retroceso. Su principal huésped en nuestro país es el ganado vacuno, cuyos daños se estiman en el orden de los 200 millones de pesos anuales. Pero estos ácaros acampan también en el ganado ovino, en perros y otros animales. Ocasionalmente lo hacen en el hombre en circunstancias propias de condiciones de vida harto precarias.

La garrapata es un ácaro hematófago, esto es, alimentado con la sangre de sus huéspedes ,cuyo ciclo de vida cumple cuatro etapas: huevo, larva, ninfa y adulto, etapa ésta en la que provoca los mayores daños. Su hábitat más favorable lo encuentra en regiones subtropicales y tropicales, hecho comprobado entre nosotros por la mayor difusión y agresividad en las regiones noreste y noroeste del país. Su combate comenzó con la disponibilidad de agroquímicos aplicados en las instalaciones rurales. También se lo enfrenta mediante la aplicación de agroquímicos en piletas o bañaderos, en los cuales se zambullen los animales, y a través de pulverizaciones en los corrales donde se concentran los animales.

Mediante tales procedimientos se fue reduciendo la población de garrapatas en las provincias del Norte y manteniendo limpia la región pampeana, controlando el ganado en su paso hacia el Sur, con la inspección veterinaria del ganado y el previo tratamiento garrapaticida.

Lo ocurrido recientemente, al parecer, es el paso de ganado vacuno procedente de la provincia de Corrientes sin los controles y certificados correspondientes. Así las cosas, habría ingresado hacienda vacuna infestada con garrapata, lo cual sería el motivo de la muerte de más de 140 cabezas de ganado vacuno adquiridas por el propietario de un campo en el partido de Dolores, en el centro este de la provincia de Buenos Aires.

Ante la irregular situación, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) abrió una investigación con el propósito de conocer los hechos ocurridos y determinar responsabilidades, a fin de aplicar con todo rigor las sanciones que correspondan.

Si bien la llegada del invierno ayudará a eliminar ahora los focos de parásitos, es menester que se agoten todas las instancias de investigación y se optimicen los controles sanitarios y las campañas educativas entre los productores para evitar que vuelvan a repetirse episodios como los comentados.