Después de haber invertido la última década y más de US$200.000 millones en adquirir minas y yacimientos petrolíferos desde Australia hasta la Argentina, China centra su atención en los alimentos.

El país más populoso del mundo enfrenta una dura realidad: por cada fanega de trigo o por cada libra adicional de carne que produce el mundo, China necesitará casi la mitad para mantener alimentados a sus ciudadanos.

Y en un reconocimiento de que el país no puede producir suficientes cultivos y carne a nivel interno, el año pasado las empresas chinas continentales y las que cotizan en Hong Kong gastaron US$12.300 millones en el exterior en compras e inversiones en alimentos, bebidas o agricultura, el nivel más alto en por lo menos un decenio, muestran datos de Bloomberg.

Estas compras incluyeron la mayor adquisición china de una compañía estadounidense cuando Shuanghui Holdings compró Smithfield Foods por US$7.000 millones, con deuda incluida. Es probable que sean seguidas por incursiones en el exterior en activos relacionados con la carne bovina, la carne ovina y granos, según National Australia Bank Ltd.

“Estas compras estaban destinadas a realizarse y de hecho me sorprende que no se hayan producido antes”, dijo Paul Conway, vicepresidente de Cargill, una de las cuatro empresas que dominan hoy el comercio mundial de alimentos. “China se integrará más que nunca al sistema global de productos básicos del lado de la agricultura”.

Durante la explosión del crecimiento económico chino en estos últimos decenios, el modelo consistió en que las empresas estatales funcionaran como campeones nacionales para liderar una ofensiva en sectores estratégicos.

Así ocurrió en el tema de la seguridad energética cuando PetroChina protagonizó una ola de inversiones globales por más de US$40.000 millones en diez años para adquirir activos petroleros.

El campeón emergente de China en seguridad alimentaria es Cofco, que controla 90% de las importaciones de trigo chinas y ha realizado dos adquisiciones este año.

En el lapso de dos meses, compró participaciones mayoritarias en el trader holandés Nidera y la empresa agropecuaria de Noble Group, pagando un total de US$2.800 millones.

Con Noble, Cofco se hizo de elevadores de granos en la Argentina e ingenios azucareros en Brasil, así como también plantas trituradoras de oleaginosas en China, Ucrania y Sudáfrica. La compra de Nidera otorga a Cofco una plataforma fuerte para producir granos en Brasil, Argentina y Europa central, dijo la empresa china el 28 de febrero.

Cofco será “un operador agrícola global fuerte y podrá comprar directamente en el mundo”, dijo Fitch Ratings el 3 de abril.

Los números muestran el porqué. China tiene el 21% de la población del mundo con apenas el 9% de su tierra arable y un porcentaje aún menor de agua dulce, según Jefferies Group. El aumento del ingreso impulsa la demanda de alimentos más ricos en proteínas, y la producción local se acerca a sus límites, dijo en un informe con fecha 15 de abril Abhijit Attavar, analista de Jefferies en Singapur.

En la tarea de alimentar a China, Cofco enfrentará mucha competencia. Las estadounidenses Archer-Daniels-Midland, Bunge y Cargill y la francesa Louis Dreyfus, conocidas colectivamente como los A-B-C-D-, controlan más del 70% del comercio mundial de granos.