La mira de la Asociación está puesta en el trabajo conjunto con las cadenas del trigo, el maíz y el girasol para favorecer las rotaciones y el crecimiento con sustentabilidad.
A diez años de la fundación de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSoja), el representante de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA) y Gerente Global de Soja de Nidera, Rodolfo Rossi –presidente de la entidad por tres períodos consecutivos, entre 2004 y 2010– fue elegido para encabezar un nuevo ciclo, en el que el foco estará puesto en el desarrollo sostenible del complejo. “En Argentina, la soja podrá seguir creciendo en rendimiento por hectárea y algo en superficie, pero aspiramos a que sea en un contexto más favorable, donde todas las cadenas por cultivo puedan crecer, y de esa manera hacer más sustentable nuestros agronegocios”, expresó.
Según el fitomejorador, tras el lanzamiento de Intacta el año pasado, el cultivo aguarda la llegada de diversas tecnologías que ayudarán a traccionar esos mayores rendimientos esperados: “En unos tres años, se lanzarían las tecnologías Enlist y Xtend, con genes apilados de resistencia a herbicidas, como 2,4D, glufosinato, Dicamba y glifosato. Además, antes de que termine la década, se sumarán nuevas resistencias a insectos lepidópteros, a herbicidas con nuevos principios activos, y podrían salir al mercado eventos con tolerancia a factores abióticos”.
Para Rossi, “las demandas mundiales de aceite, harina, grano y biodiésel van a seguir creciendo. Se supone que en seis años más, China va a requerir importar 100 millones de toneladas, lo cual suma 40 millones a la demanda actual, que serían aportadas únicamente por los países del Cono Sur”.
En este marco, según el especialista en soja, “nuestra industria se encuentra preparada en cuanto a capacidad de procesamiento y calidad de plantas para absorber más volumen, que podrá integrarse con cosechas provenientes de los países limítrofes”. A la vez, advierte que “el desafío es crear valor interno, con inversiones y pautas comerciales claras en cuanto a todos los productos que se derivan del cultivo”.
¿Qué transformaciones ha experimentado el cultivo en el país desde la última vez que presidió ACSoja?
Rossi: En estos años el cultivo ha seguido creciendo en superficie, las inversiones en la industria se han vigorizado, los mercados internacionales han seguido creciendo a tasas altas, hemos diversificado los mercados, los precios se han mantenido en valores interesantes y hubo un aporte mayor de nuevas tecnologías. Por otro lado, el productor ha elegido cultivar más soja debido a la falta de interés en los otros cultivos, por razones que escapan a lo estrictamente agronómico. Esto pone en cierto riesgo la sustentabilidad del complejo.
¿Cuáles son, a su parecer, los principales desafíos que enfrenta el cultivo en nuestro país en términos de manejo y tecnologías?
R: La Argentina guarda una desproporción entre las superficies destinadas a los principales cultivos, algo que pone en riesgo la sustentabilidad de los sistemas. Esta problemática –sintetizada en la falta de rotaciones– ha agudizado temas críticos, como el manejo de malezas, plagas y enfermedades. En este sentido, hay que trabajar en identificar y cambiar las verdaderas causas del problema, lo cual requiere un trabajo a nivel político, ya que esta situación se asocia al control que se ejerce sobre los mercados. Además, hay que trabajar en la falta de reposición de nutrientes, así como también alcanzar un rápido consenso en el tema de la Ley de Semillas, que va a generar inversiones, incorporación de nuevas tecnologías y el desarrollo varietal que nos permitirá aumentar y asegurar los rendimientos.
¿Desde dónde podrían buscarse soluciones al problema de la calidad de la proteína en la soja argentina?
R: Hemos debatido e identificado las causas. Hay factores no controlables, como el clima, que tienen la mayor incidencia en la problemática, y otros que tienen que ver con las actuales condiciones de falta de rotación y de niveles de fertilización adecuados. La genética disponible nos permite mejorar los niveles de proteína, pero sabemos que el productor elige un determinado cultivar en base a su conocimiento, expectativas de rinde y resistencias a las enfermedades e insectos. Por ello pensamos que, de mediar algún incentivo económico, la elección de variedad y el manejo nos podrían dar una mejora en la calidad.
¿De qué herramientas dispone el sector para hacerle frente al problema de las malezas resistentes y tolerantes a herbicidas?
R: Es muy importante el conocimiento sobre los procedimientos de control. La situación se ha complicado mucho en algunos lotes y regiones, pero hay soluciones. Ya existen recomendaciones de manejo, que necesitan enmarcarse en soluciones sistémicas, más allá de la receta. Hay influencia de momentos, dosis, rotaciones de productos y genes en la toma de las decisiones para el control. En este sentido, las nuevas investigaciones de instituciones como el INTA y las empresas, y su difusión, son la base del conocimiento para enfrentar el problema.
Recientemente ACSoja ha realizado declaraciones conjuntas con las cadenas de valor del trigo, el girasol y el maíz (Argentrigo, Asagir y Maizar). ¿Qué problemáticas las unen?
R: Los grandes problemas a solucionar –incluso para cumplir con los planes gubernamentales en el caso del PEA 2020– son comunes a todas las cadenas, por lo cual hemos establecido una estrategia de trabajo conjunto, que tomamos como un objetivo prioritario en las cuatro entidades. Quizá nuestro sector es el que se encuentra en una situación más cómoda, pero creemos que varios de los problemas en cuanto a la sustentabilidad del complejo derivan de las mismas causas. La alta carga impositiva, el control sobre los mercados y los ROEs constituyen frenos que actúan directamente en la decisión del productor a sembrar uno y otro cultivo.