Los bajos dulces de la depresión del salado surgen como la nueva región a conquistar por el girasol. Este es uno de los ejes de trabajo de la industria semillera, que participará a pleno del próximo Congreso.
El Congreso Argentino de Girasol que se realizará el 27 de mayo en el Sheraton Retiro de Buenos Aires volverá a ser el encuentro en el que la cadena girasolera reunirá todo el conocimiento disponible sobre el cultivo para proyectarse al futuro. Un nutrido grupo de especialistas, empresas y organizaciones aprovecharán el momento para intercambiar información y renovar fuerzas.
Advanta es una de las empresas para las que el girasol es clave en su negocio, con más de 35 años de trayectoria en el cultivo. Orlando Vellaz, gerente de desarrollo de la compañía, sostiene que la reducción de la superficie girasolera, año tras año, afecta significativamente a la compañía pero también a sus clientes.
La empresa cuenta con un Campo Experimental principal en Venado Tuerto, y otros de testing en Junín, Balcarce y Orán. Además, una red propia de evaluación en todas las zonas girasoleras del país, dos breeders dedicados full time al programa, un laboratorio de biotecnología en Balcarce -donde se trabaja con marcadores moleculares y otras técnicas ultramodernas-, y un equipo propio de fitopatología. Además, realizan ensayos en franja con productores en más de 60 localidades al año, abarcando todos los ambientes y regiones. “Por el momento, este plan de trabajo continuará en los próximos 5 años, aunque lógicamente esto va a depender de la evolución del mercado local”, sostiene Vellaz.
Hoy, las líneas de trabajo y el esfuerzo en inversión de la compañía están orientados a alcanzar mejoras en rendimiento, estabilidad, sanidad y calidad de aceite. “Trabajamos con oleicos, ultraoleicos y esteáricos con adaptación local”, aclara el ejecutivo.
Como proveedores de tecnología en semilla de girasol, un rubro en el que Argentina es líder mundial, Advanta apuesta hoy al mercado ofreciendo productos diferenciales, por lo que dispone de un amplio portfolio de híbridos y tecnologías. Para Vellaz, “la única forma de defender al cultivo es trabajar fuertemente con la cadena, para agregarle competitividad en todos los frentes”.
Mariano Sposaro es investigador de girasol en Nidera. La compañía representa un ejemplo emblemático del agregado de valor, ya que desde sus campos de cría ubicados en Baigorrita hasta la confección de aceite en la planta de Saforcada, la semillera cuenta con presencia en toda la cadena del girasol.
Desde el área de mejoramiento del cultivo, el equipo del que participa Sposaro apunta a atender las problemáticas que presenta la oleaginosa en las tres principales regiones productivas. “En la región Norte (Chaco y Norte de Santa Fe) apuntamos a híbridos con tortas en posición 3 (inclinadas hacia abajo) y si es posible que las hojas cubran el capítulo y las brácteas lo envuelvan. Este tipo de materiales ayudaría a contrarrestar el ataque de pájaros durante el desarrollo del cultivo.
Esta característica actualmente se busca para todas las regiones girasoleras del país”, detalló el especialista. Sobre el ciclo de los materiales, Sposaro expresó que se está observando que en Chaco específicamente se adaptan mejor los híbridos de ciclo más largo y en el norte de Santa Fe los intermedios-tardíos. “Apuntamos a este mercado que en los últimos años se estuvo desarrollando mucho. El potencial de esta región puede alcanzar las 500.000 hectáreas”, dijo.
En la región Central, el girasol está siendo desplazado cada vez más hacia el oeste de Buenos Aires y La Pampa, en los peores lotes y zonas más marginales. Según el investigador, la adaptación a condiciones de sequía es cada vez más importante y también los híbridos "antipájaros". “Dentro de esta región central se está abriendo una posibilidad muy clara en la depresión del salado, en los "bajos dulces". Se trata de una zona muy amplia en superficie y con gran potencial. Allí es posible expandir el área girasolera, también obtener altos rindes. Pero sobre todo ayudaría a aumentar la superficie del cultivo en lugares donde la soja no entró”, sostuvo.
Y agregó: “en la región sudoeste y sudeste de Buenos Aires, nos enfocamos en las resistencias a enfermedades de fin de ciclo y Verticillium. Estamos trabajando también con tolerancia a residuos de sulfonilureas, ante la problemática que surge de la rotación trigo – girasol”.
A su vez, el programa de Nidera apunta fuertemente a expandirse hacia el exterior, fundamentalmente a Rusia y Ucrania, hacia donde se dirige la genética argentina. “La ventaja competitiva del girasol de la compañía en Europa es la resistencia a imidazolinonas y a Verticillium, cada vez más presente en Europa”, concluyó Sposaro.