La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la últimamente asediada Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) acaba de publicar su Informe Anual para 2013.

Es el último que llevará previsiblemente la firma de la relatora actual, Catalina Botero Marino, cuyo mandato expirará este año. Se trata de una mujer colombiana de destacadísima y valiente actuación en el desempeño de su cargo.

A ella le tocó actuar durante un período en el cual, lamentablemente, algunos de los gobiernos de la región embistieron duramente contra la libertad de prensa, como pocas veces ha sucedido. En particular, los de Venezuela, Ecuador, Bolivia y la Argentina. No obstante, supo desempeñarse con ejemplar grado de compromiso y coraje. Por ello se alejará en medio de la gratitud que seguramente le dispensa la prensa regional independiente

Respecto de nuestro país, el Informe Anual para 2013, que acaba de darse a conocer, detalla las numerosas amenazas y agresiones contra los medios y los periodistas argentinos que se acumularon a lo largo del año pasado.

También destaca la falta de una ley nacional de acceso a la información pública en poder del Estado, que desgraciadamente aún no ha sido sancionada en nuestro medio.

También se refiere explícitamente, con verdadero lujo de detalles, a las continuas manifestaciones descalificadoras y estigmatizantes que fueran proferidas a lo largo del año pasado por los más altos funcionarios nacionales de nuestro país, incluyendo entre ellos específicamente al propio secretario de la Presidencia de la Nación, Oscar Parrilli. Blanco de estos ataques fueron algunos medios y periodistas conocidos por ser efectivamente independientes del poder político, en un contexto al que se define acertadamente como de "marcada confrontación".

El informe también alude a las actitudes del gobierno nacional en materia de distribución arbitraria y caprichosa de la publicidad oficial, premiando desembozadamente a los medios que se le subordinan y castigando a aquellos que prefieren mantener la independencia que siempre debería caracterizar a todos, en incumplimiento flagrante de los fallos definitivos de nuestra Corte Suprema de Justicia.

Y agrega que se busca el ahogo económico de quienes se mantienen fieles a sus postulados de independencia.

El valioso informe, objetivo y prolijo, es un testimonio de la labor impecable de Botero Marino. De cara al futuro, visto el proceso de selección en marcha, lamentablemente hay motivos para la preocupación, porque algunos de los candidatos han tenido lazos de intimidad con gobiernos que ciertamente no comulgan con la libertad de expresión, ni la respetan, y han sido, por ello, objeto de duras críticas en los distintos capítulos del informe comentado.

Confiamos en que ellos no serán finalmente elegidos en las urnas para que, de ese modo, se privilegie la defensa de la fundamental libertad de expresión, de cuya vigencia dependen las demás libertades esenciales en nuestra región.