El país recibiría 3000 millones de dólares más de lo previsto e indispensables para contribuir a restablecer el equilibrio de las cuentas externas, crear trabajo y ayudar a apuntalar la economía en su conjunto.
Dentro de un mes comenzarán los preparativos para la siembra de trigo, que culminarán a mediados de agosto para dar comienzo a las recolecciones a partir de noviembre y hasta mediados de enero de 2015. Nada hace pensar que los productores vayan a cambiar su propensión a disponer siembras de trigo diferentes de las dispuestas en los últimos años, que mostraron un franco desinterés, provocado por la escasa rentabilidad producto de la política oficial en la materia.
Las siembras en años recientes mostraron un gran descenso desde los 5,5 a 6 millones de hectáreas a los magros 3,5 millones más recientes. El intento oficial, anunciado en abril de 2013, de recuperar el interés por el trigo, basado en devolver la retención del 23 por ciento a los productores mediante la conformación de un fideicomiso al final del ciclo anual, es decir, a partir de enero pasado, mostró que la siembra apenas creció y la devolución de la retención hasta ahora no se hizo efectiva. Solo mereció una fugaz mención del ministro de Economía, Axel Kicillof, informando sobre su futuro cumplimiento. Todo lo cual reconfirma su fracaso, ya ocurrido años atrás con el programa "trigo plus", que pasó mansamente al olvido.
Lo deseable y posible ahora sería un crecimiento de la siembra a 4,5 millones de hectáreas mediante la derogación de las retenciones del 23% y toda medida restrictiva, con el añadido de un uso adecuado de mejoras tecnológicas en un contexto climático favorable y un mercado internacional propicio. En estas condiciones, se puede esperar un rendimiento de 3300 kilos por hectárea, un 15 por ciento superior al promedio reciente, que para los 4,5 millones a sembrar darían lugar a una cosecha de 14,85 millones de toneladas de grano. Con un consumo de 5 millones, incluida la semilla, restarían 10 millones para la exportación, un monto muy superior al estimado. Al precio actual de 345 dólares FOB, dejarían un ingreso de 3000 millones de dólares para 2015. Así lo expresa Arturo Navarro, ex presidente de Confederaciones Rurales Argentinas y hoy destacado consultor privado.
En suma, el gobierno nacional no debería dejar pasar esta oportunidad para sumar 3000 millones de dólares, para lo cual se requiere eliminar la retención del 23 por ciento, los registros de operaciones de exportación (ROE) y cupos varios, dejando libre la exportación, hoy prisionera de la distorsiva intervención gubernamental. Se impone pues una rápida decisión de derogar la retención al trigo y toda la asfixiante parafernalia regulatoria existente.