Cuando promediaba la reunión, aparecieron Jorge Capitanich y Axel Kicillof . La escena se transformó. Los invitados se arremolinaron alrededor de Kicillof, que parecía una persona desconocida.

En un inglés que Galuccio consideró apenas deficiente, el autor de Las causas de la inflación. Un nuevo traspié de la ortodoxia sedujo a sus interlocutores con el inventario de medidas que el Gobierno está adoptando para revertir la inflación: "Devaluamos, subimos la tasa de interés, sinceramos el índice, negociamos con el Club de París, eliminaremos subsidios y vamos a contener la demanda salarial".

Uno de los invitados le preguntó "por qué no explican esas medidas como un programa sistemático". Kicillof dio la respuesta clásica del tecnócrata: "Sería bueno, pero tenemos un límite político". Néstor Kirchner, quien, como se sabe, "reinventó la política", se habrá revuelto en la tumba.