Michelle Bachelet lo confesó en la intimidad: el momento culminante de esta semana, en la que asumió por segunda vez la presidencia de Chile, no fue la protocolar ceremonia de traspaso de mando en el Congreso, el martes, sino los 40 minutos que estuvo a solas el lunes con Cristina Kirchner ." Cristina es única, me cachai. Con ella no es que vaya a aprender mucho ni de política ni de economía, pero no sé, me divierte. Es tan distinta...", dijo.
Claro que sí. El diálogo fue muy entretenido. Como suele pasar con la presidenta argentina, es la que lleva el peso de la conversación, la más ocurrente, la que sacude el aire con salidas inesperadas. También en esta oportunidad quiso dejar su impronta, y sobre todo quiso dejarle a su colega la certeza de que hablar con ella es una experiencia de vida.
Apenas entró en el salón en el que la esperaba Bachelet, Cristina la llenó de comentarios, de anécdotas, de elogios (al peinado, a la ropa, al cutis). Le contó lo que se había sacudido el avión al cruzar la Cordillera y remató con una salida de su cuño: "Creo que eran los opositores que traje en el avión. ¡Pobrecitos, estaban como locos porque los había invitado!"
La presidenta chilena asentía, se reía, la miraba. No podía meter bocado. Hasta que se sentaron. Ahí sí logró interrumpirla.
-Qué interesante que hayas traído opositores. Es un gesto harto democrático.
-Bueno, era un viajecito corto. Nunca los llevaría a Estados Unidos o a Europa. Te confieso que no los soporto. Como vos a Piñera, me imagino.
-No, poh, todo lo contrario. Siempre nos hemos respetado mucho, y verás mañana, en la jura, que seré muy cálida con él y estoy segura de que se irá del Congreso aplaudido, también por los de mi bancada.
-Si me permitís un consejo, deberías ser dura con él. Acusalo de neoliberal, de pinochetista, de ser un esbirro de las corporaciones. Decí que ya está trabajando para el golpe junto con la prensa hegemónica. Hacé que le pinchen los teléfonos, inventale una causa judicial, pagales a periodistas para que lo ataquen. A ver si me entendés: ¡destruilo! Por definición, un opositor recorta poder, y el poder es indivisible.
-Mirá, no sé cómo serán las cosas en tu país, pero acá tenemos otro estilo. Fijate que Piñera después del acto se va a ir manejando su auto, como un hueon cualquiera.
-¡No es cualquiera! Piñera es Macri, es Capriles . La derecha reaccionaria. La oposición es siempre la derecha reaccionaria. De paso, ¿por qué hiciste ministro de Educación a Eyzaguirre, un tipo que viene de trabajar años en el Fondo Monetario ?
-La verdad es que tenía muchas dudas, pero me las saqué cuando vi que vos estabas arreglando con el Fondo y haciendo absolutamente todo lo que te manda.
-¡Pero yo necesito dólares y a vos te sobran! Además, para arreglar con el Fondo lo puse a Axel Kicillof, que va y le obedece, pero después habla desde su formación marxista y no sabés las cosas lindas que dice. Axel hace extraordinarios aportes al relato. A propósito: ¿qué vas a decir mañana cuando asumas? ¿Pensás clavar una cadena de 4 o 5 horas? ¡Qué envidia!
-No voy a hablar. La tradición en Chile es que sea un acto sin discurso, sencillo, republicano. Los presidentes tenemos que hacer más y hablar harto menos, Cristina.
-¿Hablar menos? Me parece una locura. Gobernar es decir, es construir una realidad, es usar el micrófono como espada. La palabra es acción. Yo me paso días preparando discursos y pronunciando discursos. Animate, Michelle. No es difícil. Te tiro algunos tips: que tus ministros te den unas cuantas cifras truchas; hablá como superada, en tono intimista, coloquial; da lecciones de todo, incluso de lo que no sepas; que los periodistas asistan, pero no puedan preguntar nada, y lo fundamental: llevate siempre un coro de aplaudidores. ¿Me seguís?
-Sí, claro, poh. Fijate que lo mío es más el gerenciamiento, el trabajo en equipo. De hecho, para mi primer día he convocado a una reunión de gabinete a las 8 de la mañana.
-¡Las 8! Por Dios, ¿y cuándo vas a elegir el vestuario, maquillarte, caminar por la cinta, leer los diarios...? A mí eso me lleva toda la mañana. Además, ¿vale la pena juntar al gabinete? Ojalá que tengas más suerte que yo: el mío es de terror. A mi canciller le chocan los planetas; al ministro de Economía, los precios, y al de Transporte, los trenes.
-Cristina, cuando terminé mi primer mandato me fui a mi casa y era una chilena más, que caminaba por las calles y hacía las compras. ¿Qué planes tenés vos para cuando dejes?
-Yo no puedo caminar las calles porque no conozco ni los nombres, e ir a hacer las compras en helicóptero es medio incómodo. Creo que voy a optar por el delivery.
-Me refiero también a planes políticos.
-Mi único plan es volver.
Al día siguiente de este encuentro, Bachelet asumió en una ceremonia austera, en la que no hubo discursos ni barras ni papelitos ni agravios a Piñera, que, efectivamente, se fue aplaudido. Un espanto de democracia la chilena, desprovista de emoción y de alma. Y en cuanto a su presidenta, ya lo dijo Cristina después de conversar con ella: "Pobre Michelle, está muy verde. Le cuesta asimilar lo que le digo".