La mayor responsabilidad de ese proceso concierne a las naciones de alto desarrollo industrial y a las que buscan alcanzar ese nivel de crecimiento. Formalmente, ha sido reconocido ese riesgo en el mundo, como también la necesidad de ponerle límites, desde el Protocolo de Kyoto (1997) hasta la última reunión Cumbre en Varsovia (2013). Los países de mayor responsabilidad en la cuestión, como es el caso de Estados Unidos, no se han adecuado a las demandas de una reducción progresiva de su producción para contaminar menos. China y la India, naciones lanzadas a un crecimiento industrial en gran escala, también han rechazado condicionar su futuro poderío económico y político a fin de amenguar los peligros de la contaminación. Paradójicamente, esa decisión perjudicial en términos globales empieza por afectar a esos mismos países.
A fin de reducir los males de la contaminación, se ha buscado desarrollar recursos diversos de prevención y protección para los habitantes: algunos sólo proyectados y otros experimentados en China. Con relación a la India, en cambio, se desconocen las medidas innovadoras adoptadas para encarar los problemas que afronta la población.
En esta situación merecen señalarse algunas de las novedosas propuestas que se estudian en China, aunque su realización esté distante. Por ejemplo, la creación de una megaaspiradora apta para absorber la suciedad del aire que se respira o la espectacular producción de lluvia artificial, que tiene el mismo propósito de limpieza atmosférica, procedimiento ensayado en ocasión de los Juegos Olímpicos de 2008. Esto supone el empleo de decenas de cañones y lanzacohetes químicos destinados a "sembrar" las nubes. Así también requiere una flota de aviones y miles de personas ocupadas en una tarea cuyas probabilidades de empleo exitoso son todavía inciertas.
La crucial decisión latente emerge con claridad: o se persiste en acciones que contaminan, o se defiende con firmeza un principio de mantenimiento de la naturaleza, con una explotación racional de los recursos energéticos, que permita la existencia de un ambiente limpio donde la calidad de vida no se vea menospreciada.