Los fitopatógenos son protagonistas. Serían el factor reductor del rendimiento promedio de la región a menos que se tomen oportunamente las medidas adecuadas de protección. Aun así, las expectativas apuntan a promedios de 35 a 45 qq/ha en soja de primera. El maíz tardío y de segunda está impecable y proyecta resultados máximos. Pero con agua de sobra, ahora es la radiación el factor limitante. Mientras tanto hay nuevos pronósticos de lluvias: los acumulados semanales volverían a ser importantes, pudiendo alcanzar en algunos sectores entre 80 y 100 mm.
Entre el jueves 13 y el miércoles 19 de febrero, las lluvias y tormentas fueron de variada intensidad en toda la región, principalmente sobre el noroeste de Buenos Aires y sur de Córdoba, con acumulados promedios entre 20 y 40 mm. Las reservas hídricas se mantienen muy elevadas y en muchas zonas exceden la capacidad de campo. Muy importante: llovieron en la semana 46,4 mm en General Villegas (noroeste de Buenos Aires). La lluvia dio un alivio que llega un poco tarde para los cultivos pero finalmente cambia la situación de una amplia zona que padeció un prolongado déficit hídrico. Otra marca destacable se registró en Lincoln, en la misma provincia, con un total semanal de 40 mm.
Clima inestable, con lluvias leves y persistentes, continúan frenando las aplicaciones. Preocupa no poder realizar el control de las enfermedades que estallaron en estos días de alta humedad. Destacan síntomas causados por Fusarium, Septoria y Cercospora kikuchii. Por otro lado, mermó la presión de orugas en casos donde se aplicaron productos residuales de última generación. Afortunadamente, la presencia de chinches, peligrosa plaga en este periodo fenológico, es muy baja. Por el contrario, el trips no desaparece con las lluvias. Aun así, las expectativas de rindes apuntan promedios de 35 a 45 qq/ha en soja de primera. Se encuentra en R5 avanzado con algunos lotes puntuales en madurez fisiológica. La soja de segunda sigue en muy buenas condiciones de crecimiento mientras atraviesa los estadios de fructificación. Persiste el anegamiento en los sectores de noreste bonaerense. Se observa muerte de plantas por anoxia, clorosis generalizadas y enfermedades vasculares.
Los maíces tardíos y de segunda proyectan rindes cercanos a su potencial y superarían al maíz de primera. Queda por evaluar el impacto de la escasa radiación que padece el cultivo en su periodo crítico. Hasta hoy, los híbridos tienen un comportamiento sanitario óptimo.