Aunque con altibajos, la verdad es que, en el mercado local, los precios mantienen cierta firmeza dada por la puja que ejercen las plantas aceiteras por hacerse de soja. Por lo menos, se puede hablar de precios relativamente sostenidos en comparación a los declives que año a año se registran para este mes.

Las fábricas ofrecen entre 340 y 348 dólares por soja con entrega para este mes.

En el Mercado a Término de Buenos Aires (Matba), el valor está próximo a 303 dólares para la posición marzo, mientras que para mayo casi en 300 dólares. Y el disponible gira en torno a $2.700.-

A su vez, el mercado internacional no da muestras claras de que se avecina la cosecha de Sudamérica. Al menos no como lo hiciera en años anteriores.
Si bien la tendencia debería ser visiblemente hacia la baja por la entrada de la cosecha del sur, hay presiones a la suba por parte de la creciente demanda en EE.UU. en un contexto doméstico de bajas reservas.


La venta de grandes volúmenes de soja norteamericana a China sigue su camino, como bien puede deducirse de la información brindada por el USDA.

Aunque, en rigor, este país mantiene una política de desconcierto pues cancela cada tanto operaciones realizadas, como lo acaba de hacer. Obviamente, los compradores chinos especulan con la aparición de Sudamérica para obtener mejores precios.

Además, existe un fuerte temor por las condiciones climáticas de sequedad de Brasil. No resulta casual que la Comisión Nacional de Abastecimiento (Conab), de este país, haya disminuido su previsión. Pasó de 90,3 a 90,01 millones de toneladas.

Pero el soporte más acentuado en los valores proviene de nuestro propio país. En definitiva, la Argentina no es un país más. El aporte argentino representa algo más de la mitad del comercio de harina de soja a nivel mundial. Y la importancia que tiene su aceite también es gravitante.

Veamos porqué ha comenzado a mirarse la producción local con escepticismo.

Cada vez se toma mayor conciencia del daño que ha hecho el exceso de humedad. La zona más afectada por las copiosas lluvias, justamente, es la sojera por excelencia. Se trata de la franja que recorre el sur de Santa Fe y se extiende sobre el margen este del norte de la provincia de Buenos Aires.

Los pronósticos no son muy alentadores. Recién comenzaría a estabilizarse el tiempo bueno para comienzos de la semana que viene. Los campos anegados son muchos y llevará muchos días para que drenen.

De todos los cultivos de la zona, sin duda es la soja la que más sufre las malas condiciones climáticas. Su elevada susceptibilidad a la humedad y a las enfermedades que ésta acarrea son materia de análisis en este momento. Y lamentablemente, no se sabe con precisión cuál es la baja en los rendimientos unitarios. Se estima que la soja de segunda, ahora en floración y con menor porte, sería la más afectada.

Desde nuestra consultoría, estimamos que la producción se acercará a 52 millones de toneladas.

A ello debemos sumarle la escasa disposición a la venta por parte del productor en un cuadro donde la inflación amenaza día a día la capacidad adquisitiva de la moneda; y en un contexto de incertidumbre cambiara que genera grandes temores sobre una nueva devaluación.

Así las cosas, lógicamente se aguarda que el sector venda gradualmente su cosecha, merced a la ayuda que brinda la tecnología del silo- bolsa. Este comportamiento, curiosamente, contribuirá a sostener los precios en un período de gran oferta en el mundo. Merced a ello -aunque las autoridades del país sostengan que se trata de una actitud contraria a los intereses de la Nación- la realidad es que posibilitará la obtención de mejores valores, algo que, en definitiva redunda en favor de la sociedad también.