"Uno de los principales problemas de la ganadería argentina es que no tiene recría, la mitad de los terneros que se destetan van directamente al corral. Encima de que la cría es ineficiente, a los terneros que logramos les ponemos pocos kilos. Por eso, el modelo de Ganagrin es especialmente valioso", dijo el ingeniero agrónomo Sebastián Riffel, del estudio Elizalde & Riffel, que asesora a la compañía agroganadera distinguida con el Premio a la Excelencia Agropecuaria.
El especialista contó que "cuando la firma nos convocó para colaborar, hace tres años, la restricción era producir novillos pesados, tipo exportación, más allá de la coyuntura. No admiten que a un animal al que le podemos poner 450 kg se lo termine con 350kg. Y para ello, indudablemente, había que trabajar en la recría".
La función de esta etapa es agregar la mayor cantidad de kilos magros posibles cuando el animal es joven y eficiente. "La ganancia de peso debe ser lo suficientemente alta como para cumplir con el objetivo, o sea formar músculo y hueso, sin que se sobre engrase. Hay que pensar en unos 500/700 gramos/día promedio", explicó.
En ese sentido, con el plan de trabajo que encabezó Juan Baqué, gerente de Ganagrin, se empezó a recriar en campos criadores de la Cuenca del Salado, mejorados mediante promociones de raigrás, que producen mucho forraje de excelente calidad entre abril y noviembre.
"Como la firma desteta los terneros cabeza de marzo a abril y los encierra en noviembre, estos recursos forrajeros se acoplan muy bien a nuestro esquema de producción", sostuvo Riffel. En tanto, el cuerpo y la cola siguen en el campo, van a un verdeo de verano y se encierran entre febrero y abril. Así, la recría se acortó a un período que va de los 8 a 12 meses, como máximo.
Entusiasmado, Riffel se anima a formular una afirmación sin medias tintas: "Hoy Ganagrin es una de las pocas empresas que tiene el know how como para hacer el ciclo completo de novillos pesados con destino a exportación en 15/16 meses, eficientemente".
Algo estratégico a nivel país es que este sistema implementado se adapta muy bien a establecimientos de menor escala. "Pensamos que cuanto más chico sea el campo, más sencillo sería replicarlo. Por ejemplo, asesoramos a productores de la Cuenca del Salado, que tienen 1200 vacas y en el mismo campo que hacen la cría tienen alguna promoción de raigrás, en la que recrían en forma eficiente. Y en las lomas cultivan maíz y ponen un corral. Terminan 500 novillos por año con 430 kg, que dan medias reses de más de 120 kg aptas para exportación", destacó.