Pasaron más de siete meses desde que el Gobierno de Salta decretó la emergencia hídrica y el mes en el que se esperaban más lluvias, enero de 2014, está dejando registros que podrían agravar el problema, según informa la periodista Jimena Granados en una nota para el diario El Tribuno

Las consecuencias se sienten en el campo y en las restricciones que están sufriendo miles de hogares. El temporal que derribó varios árboles el viernes 24/1 por la tarde no mejoró demasiado el panorama. Cayeron 31 milímetros en poco tiempo pero, aun así, los ríos y diques quedaron lejos de recibir el caudal que necesitan.

Hasta el 25 de enero de 2014 cayeron 68,4 milímetros de agua según la delegación Salta del Servicio Meteorológico Nacional. Si bien los pronósticos anticipan probables precipitaciones hasta el viernes 3 de febrero, es difícil que antes de febrero se alcancen los 186 milímetros que marcan el promedio habitual para el primer mes del año.

“Está lloviendo por abajo de lo normal y el año pasado también hubo déficit. Si se hace un análisis a largo plazo, es posible que estemos entrando en un ciclo de precipitaciones bajas que podría prolongarse”, sostuvo el meteorólogo Ignacio Nieva.

El 4 de junio la Provincia difundió que Salta enfrentaba una “severa escasez”. Un documento publicado en el Boletín Oficial aseguraba: “La crisis obedece a diferentes causas, fundamentalmente al cambio climático, que provoca un fuerte impacto negativo por la merma sustancial de agua, tanto en las distintas cuencas hídricas como en los diques, ríos y arroyos, y al evidente déficit de precipitaciones durante los últimos meses”.

Una semana antes, el Ente Regulador de los Servicios Públicos había autorizado a la Compañía Salteña de Agua y Saneamiento a limitar el abastecimiento en determinados horarios en unos 80 barrios de la Capital.

 

La gravedad en el campo ante la falta de lluvias

 

En el campo, la falta de agua complica las cosechas. “Las producciones de bananas y citrus son las más afectadas. En noviembre y diciembre la sequía fue muy fuerte en el norte. A eso hay que sumar las heladas que hubo”, señaló Diego Lamas, presidente de la Asociación de Productores de Frutas y Hortalizas.

Lamas agregó que la situación climática condiciona la continuidad de las actividades y pone en riesgo el empleo rural. “La merma de lluvias empezó en 2011 y el año pasado llegó a niveles que casi no tienen antecedentes. Ahora tampoco hay un buen régimen”, dijo.

Por la sequía, en 2013 se declaró la emergencia agropecuaria para los departamentos de Orán, San Martín, Anta, Rosario de la Frontera y Metán, donde hubo pérdidas millonarias.

La situación meteorológica también tuvo que ver con los cortes de agua que están sufriendo miles de familias en un verano que se recordará por las intensas olas de calor que hubo. Pero al comportamiento del clima se suma la necesidad de obras para mejorar el abastecimiento en toda la provincia.

Nieva explicó que la escasez de precipitaciones en enero juega un papel importante en el balance de la temporada húmeda, que empieza en octubre y termina en abril. “Las altas temperaturas agravaron el problema porque se está evaporando más agua”, advirtió el especialista.

 

En emergencia por un año

El 4 de junio se publicó el decreto 1595, que declaró la emergencia hídrica por un año en la provincia. La medida se basó en estudios que determinaron que podía faltar agua para el consumo humano, el riego y las industrias en la mayoría de los departamentos.

Los diques Cabra Corral, Campo Alegre y Las Lomitas están por debajo de los niveles normales según información que difundió la Secretaría de Recursos Hídricos en los últimos días. La escasez de agua se nota también en el caudal del río Bermejo de acuerdo con datos de este organismo.

El año pasado el Ente Regulador de Servicios Públicos autorizó cortes de agua para diferentes barrios por la situación climática. En los últimos meses se multiplicaron los reclamos por los problemas de abastecimiento en los hogares, que también se atribuyen a la necesidad de obras hídricas.

Palmeritas III, Virgen del Rosario de San Nicolás, Atocha III, La Loma, San Cayetano, San Carlos, Arenales, Luján, San José, Leopoldo Lugones, Sanidad II, villa Angelita, Asunción, Santa Ana, Democracia y Santa Mónica son algunos de los barrios afectados por constantes interrupciones del servicio.