¿Qué tan importante es, a los ojos del mundo, el presidente de un Banco Central?
Muy.
Juan Carlos Fábrega no sólo tiene una fama que lo precede. El funcionario también aparece, ahora, como garante de una política monetaria de emisión controlada y niveles de tasa de interés sensatos para una economía que rebosa pesos y no quiere seguir generando inflación. Al menos así lo ven en la City los principales banqueros, quienes si bien consideran que ha terminado la luna de miel entre el “mercado” y el titular del BCRA, también asisten azorados a los debates que se dan intra-gobierno entre Kicillof y Fábrega por el costo del dinero y cómo bajar la inflación sin resignar emisión.
Su enfrentamiento con el ministro Axel Kicillof, quien ideológicamente podría encontrarse en las antípodas del propio Fábrega, han dejado a Fábrega del lado de quienes respaldan el andamiaje en el que se encuentra el sistema financiero, con depósitos creciendo a la par de la inflación, créditos controlados pero rentables para las entidades y una tasa de interés que, bajo siete llaves, ha empezado a moverse hacia arriba como bien lo evidencia la licitación de letras y notas del BCRA el día martes.
Para el ministro de Economía, el radio de acción de Fábrega quedaba acotado a lo doméstico. Sin embargo, las negociaciones en París con el “Club” dejaron en el camino otro mensaje: es necesario que Fábrega garantice la operación ya que los dólares para pagarle al Club de París, y el compromiso para completar ese pago, saldrán de las arcas del BCRA.
Las discusiones a propósito de la tasa de interés, parecieron conspirar en parte con las estrategias que llevó adelante el gobierno argentino. En rigor, además del pago cash del 20% por la deuda de u$s 10.000 millones, podría haber “cuotas” en caso que Argentina se preste a la revisión numérica del FMI que está descripta en el artículo 4. También da vueltas la propuesta de financiar una parte de ese pago con bonos, pero en definitiva, y casi a contramano de la postura oficial, los países que conforman el Club de París buscarían, ahora, el aval del presidente del BCRA.