Finalizada la cosecha de trigo, el Gobierno abrirá la exportación de este cereal. La decisión la tomaron en conjunto el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich; el ministro de Economía, Axel Kicillof, y su par de Agricultura, Carlos Casamiquela, y será comunicada oficialmente hoy o mañana a más tardar.
"El anuncio de la apertura es inminente", contó una fuente con acceso a la negociación de los funcionarios de Cristina Kirchner en los últimos días.
Luego de que tras una magra cosecha -de sólo 8,2 millones de toneladas el año pasado- se registrara una crisis de abastecimiento que hizo disparar los precios de la harina y el pan, las autoridades aguardaron esta vez a que concluyera la cosecha 2013/2014 para permitir la exportación. Y las ventas se habilitarán porque hubo una producción que deja conforme al Gobierno.
El mes pasado, el Ministerio de Agricultura proyectó una recolección de 9 millones de toneladas. Ahora se volvió a analizar la producción y en esa cartera estarían por elevarla a una cifra cercana de 9,5 millones de toneladas. El anuncio oficial, que según trascendió se estaba analizando si lo hacía Capitanich o Kicillof, tendría dos partes.
Por un lado, se dará cumplimiento a una promesa que anticipó Casamiquela hace menos de un mes en una entrevista con LA NACION: darles prioridad en los embarques a los permisos de exportación prorrogados del ciclo pasado por 1,5 millones de toneladas.
Mecanismo automático
Casamiquela en la entrevista también había prometido un mecanismo de permisos de exportación "casi automático" y medidas para impulsar la siembra de 2014, pero esos temas quedarán para una mesa de trabajo para trigo que se convocará en Agricultura con la participación de funcionarios que responden a Kicillof.
Por lo pronto, además de 1,5 millones de toneladas con permisos prorrogados, también se abriría para vender un adicional de un millón de toneladas.
De esta forma, el total de la apertura ascendería a 2,5 millones de toneladas, cifra que representa divisas por US$ 825 millones.
Ese dinero, no obstante, no ingresará ahora de golpe. En realidad, los exportadores ya adelantaron una parte para comprar casi 1,2 millones de toneladas que tienen en sus silos. Si el Gobierno determinara un saldo total exportable de 2,5 millones, por lo que les resta comprar estos operadores podrían hacer ingresar divisas por más de US$ 420 millones.
Un saldo muy pobre
Un dato: si el saldo total autorizado es de 2,5 millones de toneladas, sería un registro más bajo que el de 3 millones de toneladas de 2013. Habría que remontarse a 1978, 36 años atrás, para encontrar un registro más bajo de embarques, con 1,44 millones de toneladas.
Por ello, aparte del saldo que ahora se abra, en marzo el Gobierno les pediría a los productores que declaren cuánta existencia de trigo aún pueden disponer como para eventualmente permitir una exportación adicional de 500.000 toneladas o más.
Lo que no se conoce aún es cómo se repartirán los nuevos permisos de exportación. El Gobierno tiene que definir si les da todos los permisos al Centro de Exportadores de Cereales-Cámara de la Industria Aceitera (Ciara-Cec), donde tallan las grandes multinacionales, o deja que participe también la Cámara de Productores y Exportadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), una entidad más nueva cuya creación fue impulsada por el ex secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno para albergar a cooperativas y pymes, aunque también sumó a operadores grandes.
Por la mercadería que los exportadores ya tienen comprada, los analistas no vislumbran un impacto definido en el precio del cereal.
"No me parece que tenga un impacto, pero tal vez suba un poco si son 2,5 millones de toneladas", analizó Gustavo López, consultor de Agritrend.
En tanto, Lorena DAngelo, analista de FyO, señaló que la evolución de los precios "sería alcista para la exportación, pero el impacto va a depender del volumen".
El saldo que se habilite exportar tendrá como principal destino a Brasil, que por la baja oferta argentina este año igual deberá abastecerse en otros mercados para suplir sus históricas necesidades de importación de seis millones de toneladas de manera de hacer frente a la demanda interna. La Argentina antes le aseguraba ese volumen.
A todo esto, al dejar abierta la exportación el Gobierno conseguirá que empiece a nutrirse de fondos el fideicomiso que anunció la Presidenta en mayo de 2013 para devolver las retenciones del cereal a los productores.