Dentro de este contexto se dieron periodos de inestabilidad que favorecieron la aparición de chaparrones dispersos básicamente en corredores de las tres provincias del centro, es decir no lluvias de gran escala. Esto fundamentalmente se observó entre el jueves y viernes de la semana pasada, luego prevalecieron las condiciones de inestabilidad sin que se observe un retroceso de la exigente condición ambiental dominante. Hacia la tarde noche del lunes la actividad se fortaleció en buena parte de la franja central y las tormentas se desplegaron en forma más homogénea.
Casi toda la región pampeana ha cerrado el año con precipitaciones por debajo de los valores normales. Se han concretado períodos en los cuales se dieron importantes recomposiciones del patrón pluvial, pero en el resumen del año, los mismos quedan solapados en un contexto deficitario. Los meses de mayo y noviembre, fueron buenos para definir las siembras de la fina y la gruesa (soja principalmente), pero el invierno y el comienzo de la primavera fueron muy secos, al igual que diciembre. El balance hídrico define vastos sectores donde las reservas de humedad se han agotado al considerar el primer metro de suelo y una pastura como cobertura. El que más sufre este patrón seco es el maíz, dado que muchos lotes ya han ingresado en período de floración y su demanda hídrica no esta siendo satisfecha. No es necesario enfatizar en la complicación extra que imponen las altas temperaturas mínimas, las cuales sostienen un nivel de estrés cuya persistencia puede ser muy perjudicial.
El resumen de lluvias descripto anteriormente solo generoso por sectores, se ha vuelto algo más promisorio en las últimas horas. Desde las primeras horas de hoy, la llegada de un frente a la franja central del país ha comenzado a dejar precipitaciones que están logrando morigerar el impacto de la seca. Debido a la gran cobertura nubosa y al alto contenido de humedad, el marco ambiental presenta un alivio significativo para los cultivos y las actividades humanas en general. Recordamos que la presente ola de calor que parece estar cediendo es la más larga desde la registrada en 1906 (fuente SMN). En base a la foto actual que presenta el balance hídrico, se dimensiona la importancia de las lluvias de noviembre, las cuales sin duda han evitado pérdidas de rendimientos generalizados, aunque sin dudas hay cultivares que ya se han visto afectados.
Si bien el cambio que se viene observando desde la última semana de diciembre nunca logró alejar por completo las condiciones ambientales extremas, aparecen señales que permiten ser más optimistas para el mes de enero. Primero habrá que comprobar como queda la masa de aire luego del pasaje frontal y como es la recuperación que presentan las temperaturas, si no se vuelve a condiciones de ola de calor, estaríamos desandando un enero menos hostil para los cultivos.
- Por CCA - exclusivo Agrositio
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