Aunque la mayoría de los lotes de la pampa húmeda luce en un muy buen estado, se hace necesario contabilizar el daño futuro, más allá del mayor consumo de agua en el perfil de los suelos.
Sin embargo, las altas temperaturas no son las únicas que andan quemando cosas en las últimas semanas del año. Rumbeando hacia el 30% anual, la inflación comienza a incinerar el elemento central del capitalismo: la confianza. Hasta el momento había enloquecido todos los precios relativos y las relaciones insumo-producto que se mueven de a saltos cada vez más grandes. Los productores ya están sufriendo un dé jà vu de los ochenta, cuando las variables financieras eran más importantes que las productivas.
Ahora el problema más grande que se enfrenta es que la pérdida de confiabilidad que genera la inflación no termina en la moneda sino que contagia a todos los sectores. Los ciudadanos desconfían aún más del Gobierno. Los productores se comienzan a desconocer entre ellos. Vender una jaula de novillos o un camión de cereal pasa a ser un prueba de fe. Lo mismo con la compra de insumos. Y ni hablar si se encuentran obligados a prestar algo. La inflación provoca esa desconfianza que se percibe en los negocios que no se terminan de asentar, como si se hicieran sobre el aire. Pruebas al canto: algunos de los bancos que prestaron mucha plata al sector comenzaron a recoger el barrilete. "La renovación de las tarjetas rurales y los créditos está muy difícil", se quejaba un criador de Laprida. Lo que no deja de ser una situación complicada si se tiene en cuenta relevamientos como el realizado hace un mes entre los productores CREA, que determinó que el 34% de las empresas está financiando la mitad o más del capital operativo para la siembra de la cosecha gruesa debido a que vino perdiendo capital circulante. A lo que habría que agregar un dato obvio cuando la confianza se evapora: el 59% de los consultados manifestó que la situación económica del año que viene será peor que el actual. Estas expectativas se ven reflejadas irremediablemente en el nivel de inversión. En el mismo relevamiento, el 64% de los encuestados no piensa realizar inversiones en maquinaria agrícola durante la campaña 2013/2014.
Queda claro entonces que el problema es mucho más grave que un aumento en los
costos de transacción. Sin confianza la economía se detiene o por lo menos
rebaja varias marchas. Para saber a ciencia cierta cómo se recupera la confianza
es necesario saber antes como funciona. Al respecto es interesante observar el
ejercicio que viene realizando el consultor en agronegocios, Rodrigo Bunge, que
viene trabajando con empresas familiares para analizar los mecanismos por los
que se pierde la confianza. El análisis se puede aplicar a nivel del sector
agroalimentario, del país y de relación con otros países. Y por supuesto
entender lo mucho que hizo este gobierno como para generar la desconfianza de
los productores. Para Rodrigo Bunge, la confianza debe cumplir cuatro
condiciones:
• Credibilidad: es decir qué se hizo en el pasado. ¿Quién le va a tener
confianza a alguien que en forma comprobable tiene la tendencia a mentir?
• Sinceridad: se refiere a si lo que se dice, se hace y se piensa es
coherente.
• Involucramiento: esta condición se refiere a si al otro le importa el tema
tanto como a mí. ¿Se puede confiar en un gobierno que pide de todo, aplica la
presión impositiva de las más altas de la historia y no cumple con cuestiones
básicas?
• Capacidad: ¿se puede tener confianza cuando se percibe que no hay capacidad
para gestionar?
Habrá que remar por un tiempo contra la corriente inflacionaria para regenerar la confianza entre los actores de la actividad. Pero es indispensable hacerlo. Sin confianza no hay ninguna posibilidad de desarrollo.
RESUMEN
• 45,8% Hembras en la faena
Fue la participación en noviembre de las hembras en la faena. 4,2% más que en
2012
LA FRASE
• Lawrence Pih Pte Moinho Pacifico (Brasil)
"Lo del trigo es un default. No pueden cumplir el contrato enero"