Abierto al diálogo con todos los sectores, con técnicos de su confianza
ocupando cargos clave en la dependencia que maneja desde miércoles. Carlos
Casamiquela, flamante ministro de Agricultura, tiene entre sus manos la tarea,
para nada sencilla, de tratar de encauzar soluciones para el trigo y la carne.
No habló mucho Casamiquela, pero dejó entender que ambas cadenas serán de las
primeras que abordará con su equipo. Aún cuando en sus declaraciones públicas
apenas minutos después de jurar, remarcó que la tarea estará en pos de
incrementar la cantidad disponible para el mercado interno y los saldos
exportables de las producciones.
Ambos sectores vienen sufriendo desde 2006 a esta parte fuertes intervenciones
digitadas de manera directa desde la Secretaría de Comercio Interior, que
comanda hasta el próximo lunes Guillermo Moreno, bajo el argumento de cuidar la
mesa de los argentinos.
Precios al productor planchados, exportaciones trabadas, autorizaciones más que
discrecionales para embarcar mercadería, transferencia de rentabilidad de la
producción primaria a otros eslabones de la cadena y suba de precios al
consumidor son parte de los problemas que atraviesan al trigo y a la ganadería.
Para los integrantes de la cadena triguera las soluciones son más que urgentes.
Tras atravesar el peor ciclo en más de 60 años, con una producción de apenas 8,2
millones de toneladas y cotizaciones récord de u$s 780 por tonelada (hoy en u$s
270 por la disponibilidad de la nueva cosecha), productores, industria molinera
y exportadores están a la expectativa de qué sucederá una vez que Moreno deje
Comercio Interior. Es que de momento no hay indicios de luz verde para algún
saldo exportable que se supone habrá en la campaña 2013/14, que se está
cosechando y ya empezó a ingresar al circuito comercial y se calcula rondará las
10 millones de toneladas. En el ciclo anterior, Moreno les permitió a los
exportadores comprar 5 millones de toneladas, de las cuales llegaron a exportar
3 millones. El saldo lo tuvieron que volcar al mercado interno, ante la escasez
del cereal y la presión que esa situación ejerció en los valores de la harina,
del pan y los productos panificados.
Ahora, sin Moreno de por medio, y con perspectivas de que la cosecha nueva de
trigo llegue a 10 millones de toneladas, los traders esperan definiciones, sean
de Casamiquela o de Augusto Costa, el joven economista que será secretario de
Comercio Interior. En el sector exportador apuntan que es indispensable saber
cuánto y sobre todo desde cuándo se podrá embarcar algo de trigo. Sobre todo
para salir a buscar compradores, algo que no será fácil, ya que Brasil �ante el
cierre exportador argentino� salió a garantizarse el cereal extra Mercosur vía
reducción temporaria de aranceles. �Habría que saber desde cuándo se puede
embarcar ya. Antes del 15 de diciembre se necesita una definición�, comentaba un
empresario del sector que, además recordó que los ROE que quedaron pendientes,
pero que sí pagaron retenciones, caducan a mediados de abril. Lo que se haga con
las exportaciones será un indicio y una señal para incentivar la siembra futura
de trigo.
En cuanto a la ganadería, Casamiquela resaltó que el stock vacuno �está
creciendo� y que en la actualidad alcanza las 52 millones de cabezas. No
obstante, las luces de alerta sectoriales apuntan a la posibilidad de que el
sector inicie una etapa de liquidación de hembras, (en septiembre se ubicó
encima del 43%) ante la poca rentabilidad sectorial. Los ganaderos acusan
precios de la hacienda en pie congelados desde mediados de 2010, exportaciones
más que planchadas y suba de costos. En la cadena enfatizan que antes de la
intervención de Moreno, en 2005, había un stock de 61 millones de cabezas de
ganado en 2005, con exportaciones de 750.000 toneladas, un consumo anual por
habitante en torno a 68 kilos, una faena de 16 millones de cabezas anuales.
Los números que la industria difunde para hoy están en 51 millones de cabezas de
stock, 64 kilos de consumo per cápita anual; exportaciones casi nulas y una
faena de 12,8 millones de animales. En el medio, cerraron más de 120
frigoríficos y se quedaron sin trabajo unos 12.000 obreros, enfatizan. Todo con
precios al consumidor que subieron en torno a 200% desde 2010.