El representante del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), Mike Dwyer, fue invitado para disertar en la novena edición del Seminario de Agrotendencias que fue organizado por la Federación de Acopiadores en el Hotel Emperador de la ciudad de Buenos Aires, y detalló los aspectos que definen el buen momento que vive la producción agropecuaria en el mundo.
¿Por qué, a diferencia de los argentinos, los farmers norteamericanos están tan contentos?, disparó Dwyer, y la respuesta no se hizo esperar: “tienen ingresos por 122 mil millones de dólares, estas son las utilidades de la agricultura estadounidense”, dijo, para aclarar que vienen de tres años consecutivos con ganancias record.
El hombre el USDA dijo que “el futuro tiene buen aspecto. El precio de los commodities en los últimos años ha sido impactante”. Y ejemplificó: “Esperamos que los precios del maíz bajen en tanto haya más productos en el mercado, pero después van a volver a aumentar, al igual que el trigo, la soja y el arroz. En los próximos 10 años van a permanecer a nivel record. Lo mismo que la carne vacuna y de cerdo”.
Dwyer compartió con la audiencia los principales 7 factores que tendrán impacto en la agricultura del mundo en los próximos 10 años. El primero de estos factores desarrollados por el representante del USDA fue el crecimiento económico global y el surgimiento de la clase media, particularmente en China y el sudeste asiático.
El segundo factor es el valor del dólar. Cuando baja el dólar, presiona hacia arriba el precio de los commodities, porque se cotizan en esa moneda. “No juzguen el valor del dólar a partir de lo que pasa en Argentina. En la canasta de monedas, el dólar está bajando drásticamente desde 2002”, dijo el orador.
El tercer aspecto es la producción mundial de biocombustibles. Seguimos utilizando al maíz y al aceite de soja como materia prima.
El cuarto es el papel del comercio y su liberalización. “El comercio va a aumentar en los próximos 10 años”, dijo Dwyer. “El mercado está en crecimiento, ahí es donde juegan Brasil y Argentina. El comercio agrícola global en 2002 era de 250 mil millones, y en 2010 era de más de 800 mil millones. Va a seguir subiendo. Todo el mercado agrícola y de alimentos es internacional, y Argentina está en esos mercados. El comercio alcanzará los 1,1 mil millones de dólares en la próxima década”, detalló. “Crecen las importaciones de los países en desarrollo. Este es el futuro de la agricultura global”.
El quinto factor fueron los precios de la energía. “El costo de la producción parece haber aumentado en los últimos 5 años”, expresó. “Las ONG que se concentran en el medio ambiente no ven que no se podrá producir lo necesario para que el precio de los alimentos sea accesible. Esto no cambiará en los próximos 10 años”, acotó.
Al abordar el sexto factor, el hombre del USDA sostuvo que si el mundo necesita más alimentos hay dos alternativas: usamos más tierra o aumentamos el rinde. Para Dwyer, “en los próximos 10 años se pueden hacer ambos”. Y sostuvo que va a haber más tierras disponibles, que se concentrarán en Brasil, Ucrania y Rusia.
La biotecnología fue el séptimo factor considerado. “Eventos nuevos van a liberarse al mercado, estos van a bajar los costos y aumentar la producción”, destacó, argumentando que ninguna tecnología es tan prometedora como la biotecnología. “Ustedes vieron el impacto que tuvo en Argentina y Brasil. Actualmente hay 160 millones de hectáreas en el mundo con eventos transgénicos. En Iowa producen más de 15 toneladas por hectárea. Gracias a los transgénicos, los rindes han aumentado. En América Central, donde no se usan, los rendimientos están igual en los últimos 15 años.
“El escenario es bastante optimista para nuestros negocios”, dijo el hombre del USDA al finalizar su disertación, y se preguntó: ¿Qué podría pasar para que las cosas salgan mal? “Que se desacelere China bruscamente o que ocurra una crisis en Europa. China es clave: si su crecimiento se detiene, bajarán los precios de los commodities y el escenario será muy distinto”.
Leandro Pierbattisti: la matriz logística de los países hace la diferencia
Leandro Pierbattisti, asesor de la Federación de Acopiadores, también debatió en el Seminario Agrotendencias 2013 y se refirió a las limitantes estructurales de la oferta de los países emergentes. “No sirve de nada ser muy productivos, si después no podemos trasladar esa producción eficazmente”, dijo.
Pierbattisti presentó un video filmado en 2010 que sirvió como disparador del tema. En él se pudo ver que es más productivo producir soja en Brasil que en Estados Unidos, pero mucho más rentable hacerlo en este último. Sin embargo, es más barato plantar soja en Brasil, pero hay un “costo Brasil” que hace que los productores de Mato Grosso, por ejemplo, ganen menos que los de Illinois. Para el transporte de granos, en Illinois se usa poco el camión pero todos los días se llenan decenas de barcazas con soja.
En Brasil, la producción recorre 1000 kilómetros en camión y debe enfrentar el tránsito, los problemas de infraestructura, etc, haciendo que se pierda un tiempo precioso. La soja en Illinois recorre unos 150 kilómetros, mientras que en Brasil la mitad del país. También el costo portuario es el doble en Brasil y el del transporte es de 7 veces más alto y los trenes son muy anticuados. Sin embargo, la productividad de los brasileños asombra a los norteamericanos. Esta fue la información ofrecida en el documental compartido por Pierbattisti.
A continuación, el orador desarrolló las razones por las cuales la logística es un tema central para los países. “No sirve de nada ser muy productivos, si después no podemos trasladar esa producción eficazmente”, dijo. Por ejemplo, cuando China le canceló compras a Brasil por las demoras, esto incidió en los precios y favoreció a la Argentina.
El asesor de la Federación de Acopiadores recordó que el USDA dice que Brasil va a aumentar en 20 millones de toneladas la soja en 10 años. Estados Unidos tendrá menos mercado en el mundo. Pero en Brasil, el “hinterland” promedio es 5 veces mayor al argentino (300 km vs. 1500 km).
En su opinión, la revolución agrícola norteamericana se da de la mano del transporte. En Argentina fue igual con los ferrocarriles. De 1870 a 1919 hubo un aumento del 2824% en vías ferroviarias.
Y destacó: “Hay una apertura a la inversión privada. Se estima que el 90% de los proyectos logísticos se realizarán bajo cooperación público-privada. Lo que desean los operadores privados es poder manejar el “timing”, el control de cargas, porque ellos son los que conocen del tema”.
Qué ocurre en la Argentina
“Una revolución agrícola norteña con 85% de los granos movilizados por camión es muy complicada. El hinterland tradicional de los puertos argentinos abarca una proporción cercana al 80/85% de la producción total, pero en la actualidad se ha extendido el concepto de hinterland a zonas tan alejadas como el norte argentino”, expresó Pierbattisti.
Y describió: La expansión de la frontera agropecuaria al NEA y NOA no fue acompañada por mejoras en la infraestructura, con 2% del PBI invertidos o menos. Estas regiones dependen de la exportación y el flete de Salta a Rosario puede rozar el 50% del precio del maíz.
El 85% de los granos en la Argentina se traslada por camión, el 15% en tren y el 2% en vía fluvial, teniendo el Paraná. Hay un 30% de rutas pavimentadas. La red troncal de las rutas nacionales tiene una extensión de 15 mil kilómetros, de los que solo 1.500 son autopistas y autovías. En esas rutas se incorporaron en estos últimos tres años 850 mil autos por año, y solo se construyen por año 29 km de autopista.
“La estacionalidad exacerba la dependencia del uso del camión”, dijo Pierbattisti y presentó un estudio de Agritrend (2012) donde se subraya la fuerte estacionalidad de los granos argentinos.
Mike Dwyer (Foreign Agricultural Service, del Departamento de Agricultura de Estados Unidos –USDA-, junto a Leandro Pierbattisti (Acopiadores)
Roberto Riva: “Me cuesta creer esta negación de la realidad”
Roberto Riva, presidente de la Federación de Acopiadores, abrió la novena edición del clásico seminario sobre perspectivas agropecuarias y señaló que la historia económica del país “nos enseña cuál puede ser el final para el escenario actual”.
Agrotendencias es el seminario organizado por la Federación de Acopiadores que ha logrado posicionarse en la agenda sectorial como el Outlook de la Argentina. El objetivo de este clásico encuentro, que se llevó a cabo en el Hotel Emperador de la ciudad de Buenos Aires, es analizar el comportamiento de las principales variables de los mercados globales.
“En cada uno de nuestros encuentros hay dos conceptos recurrentes. Por un lado, la importancia de los mercados y por otro los perjuicios generados por las ineficaces e inequitativas medidas de intervención adoptadas por el Gobierno”, dijo Riva durante la apertura del Seminario.
“Siento una profunda tristeza al ver que habiendo destruido la producción, afectado la actividad de la industria, anulado las exportaciones y encarecido artificialmente la mesa de los argentinos, pareciera que no se advierten signos de cambio en las políticas agropecuarias”, agregó.
“La defensa de los mercados no es un capricho neoliberal”, acotó. En opinión del presidente de la Federación, mezclas de ideologías y creencias suponen que contar con materias primas baratas incentiva el desarrollo industrial y protege la mesa de los argentinos. “Eso es un grave error conceptual e histórico, por no concebir a la agricultura como un eslabón fundamental de una cadena agroindustrial eficiente, dinámica y con capacidad para abastecer al mercado interno y tener una fuerte inserción internacional”, dijo.
“La experiencia de la carne, la energía y el trigo son elocuentes y sus resultados absolutamente previsibles según cualquier manual de economía. Lo que me cuesta creer es esta suerte de negación de la realidad”, comentó.
“Es evidente que la caída en el tipo de cambio real a raíz de la inflación interna no reconocida ha creado un estrechamiento de las rentabilidades. Esto se debe al fuerte aumento de los costos de producción y gastos de estructura con casi un mismo precio que el año pasado para la soja en pesos nominales, lo que marca una peligrosa modificación de los precios relativos a favor de los bienes no transables”.
Roberto Riva, presidente de la Federación de Acopiadores