En las últimas horas se supo en Olivos que postergó una semana su reasunción no tanto para reponerse de su cuadro neurológico y cardiológico, sino para analizar con tranquilidad medidas y cambios que anunciará a su regreso para retomar el protagonismo y hacer frente a problemas económicos como la caída de reservas del Banco Central .
Continúa el misterio sobre la agenda de hoy, pero Cristina Kirchner quiere una reaparición de tono épico, aunque no podrá apartarse de la quinta de Olivos por varios días, hasta que sus médicos la autoricen a hacer mayores esfuerzos. Según confiaron a LA NACION en el Gobierno, muchos funcionarios estuvieron en Olivos los últimos días. La prioridad será detener la fuga de reservas, que tocaron los 32.500 millones de dólares (10.700 millones en el año)
Podría haber un desdoblamiento cambiario, con un dólar para el turismo cercano a los 8 pesos, para desalentar los gastos en el exterior.
También se estudian topes a esos gastos con tarjetas de crédito. "La prioridad en Economía es frenar ese drenaje", confiaron a LA NACION en Balcarce 50. Cristina comparte esa inquietud. El viceministro de Economía, Axel Kicillof, acentuó su influencia y se reunió con la Presidenta. Analizan flexibilizar el cepo cambiario.
"Se vienen anuncios económicos. No se sabe cuáles. Es un misterio. Pero habrá", decían en la Casa Rosada.
"Cristina podría haber reasumido ya, pero se tomó esta semana -debía regresar a sus tareas el lunes pasado- no por su salud, sino para analizar el cambio que se viene", señaló otra fuente de su entorno. "Transmitirá la idea de que tiene el poder y sigue gobernando", resumió.
La Presidenta sigue controlada de cerca por los miembros de la Unidad Médica Presidencial, Luis Buonomo y Marcelo Ballesteros. Le habilitaron las visitas y trabaja casi normalmente sin exponerse al estrés tras su operación del hematoma intracraneal el 8 de octubre. Por ese motivo, ahora ingresan todos los funcionarios, además del jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, y de sus íntimos, Carlos Zannini, secretario legal y técnico, y Oscar Parrilli, secretario general de la Presidencia.
La otra preocupación es el creciente gasto público que se financia con emisión monetaria. Tras el decreto de necesidad y urgencia 1757/13, luego de la derrota electoral, se amplió el gasto en 80.000 millones de pesos y se blanqueó un déficit fiscal de 105.000 millones para fin de año.
La Presidenta podría habilitar una suba moderada en las tarifas para frenar la suba de subsidios a la luz y el gas, que superarían los 120.000 millones en 2013. No sufrirían aumentos los sectores de menores recursos. También se esperan otras medidas para frenar el gasto excesivo.
La Presidenta impulsó al ministro de Economía, Hernán Lorenzino, a que avance con acuerdos con el Fondo Monetario Internacional por el nuevo índice de precios al consumidor, para luego intentar algún acuerdo de pago con el Club de París.
Cristina quiere obtener créditos para el Tesoro y para las empresas y lograr el ingreso de dólares en el Banco Central. Además, impulsaría una negociación con Repsol para compensarla por la estatización de YPF y con los fondos buitre para evitar el default. Lorenzino gestiona los acuerdos externos, pero la economía doméstica la controlará Kicillof, y el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, podría perder margen de acción.
"Volvió la danza de nombres para el gabinete. Pero los cambios los maneja ella", señaló el viernes una fuente oficial. Las áreas donde existe más expectativa son la Jefatura de Gabinete y la cartera económica.
También el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, adquirirá más poder de acción, impulsado por Zannini, para compensar el trabajo a media máquina de la Presidenta.