En las últimas dos décadas, las bodegas habían sido uno de los pocos sectores que se podían jactar de mostrar un crecimiento de la demanda del exterior, basado en la venta de productos de alto valor agregado y no en una mejora en los precios internacionales de las commodities . Sin embargo, en los primeros nueve meses del año las exportaciones totales de la industria, que incluyen vinos fraccionados y a granel, acumulan una caída de casi el 20% en volumen y del 5,5% en dólares, según precisó un informe de la consultora Caucasia Wine Thinking.
El panorama es apenas un poco mejor cuando se toman en cuenta exclusivamente las ventas al exterior de los vinos embotellados, que tuvieron un aumento de 2,3% en dólares hasta alcanzar los US$ 557 millones, pero en volumen también sufrieron una caída, aunque mucho más moderada, del orden del 0,5 por ciento, informó el diario La Nación.
El descenso más marcado del volumen de las exportaciones da cuenta de la suba en el precio promedio de los vinos argentinos que se venden en el exterior, de la mano de la moda del malbec, pero también se explica por la pérdida de compradores internacionales para las líneas más económicas. En este caso, el obstáculo que enfrentan las bodegas argentinas es la imposibilidad de trasladar los aumentos de costos a sus precios de venta en el exterior, una práctica que a nivel local está generalizada en todas las industrias como consecuencia de la inflación.
"Seguimos siendo competitivos, el tema es que ese piso se mueve año tras año. Entonces en 2014, para seguir siendo competitivos tendremos que ir a un segmento de precios superior y el comercio mundial no funciona así", señaló Juan Carlos Muñoz, presidente de la bodega Viña Las Perdices.
Los bodegueros argentinos además se quejan de que el panorama es especialmente complicado cuando se trata de ingresar a los mercados europeos. "Europa está muy complicada. Ahí no es difícil encontrar bodegas españolas ofreciendo vinos a menos de dos euros por botella", explicó Martín Pérez Cambet, gerente comercial de la bodega Casarena.
En Caucasia, por su parte, aseguran que la pérdida de clientes internacionales prácticamente no perdona ninguna región. "El único continente donde creció la demanda fue en Asia, de la mano de China, Japón y Hong Kong, pero no logró revertir la tendencia de la industria, ya que en términos absolutos Asia tiene una base pequeña y representa sólo el 14% del volumen del vino argentino", explicaron en la consultora.