Hace pocas semanas, en Estados Unidos, demócratas y republicanos tensaron la cuerda por discrepancias en materia fiscal; tiempo atrás España recordó una vez más que los ingleses ocupan el Peñón de Gibraltar; y en el ámbito académico, Nicholas Kaldor calificaba de irrelevante al análisis económico de equilibrio. Con ojos argentinos, en cada una de esas ocasiones parecía que el mundo, o la teoría económica, se venían abajo. ¿A dónde nos lleva analizar lo que ocurre o se dice en otros países, con parámetros locales?
Al respecto conversé con el argentino Guillermo Walter Klein (1899-1986), secretario de Hacienda, director del FMI y asesor del gobierno de Sierra Leona, quien, al decir de Jorge Salvador Oría, "bajo su apariencia de erudito filósofo germano, a veces escéptico pero siempre sonriente, poseía la capacidad persuasiva y aun sobriamente represiva del hombre de gobierno"; y con el español Vicente Vázquez Presedo (1928-1999), migrado a nuestro país durante la Guerra Civil Española, profesor en la UBA y en la Ucema. Medularmente académico, al decir de Ricardo Crespo, "dominó un inmenso espectro del saber, sin caer en el diletantismo". Ambos fueron miembros de la Academia Nacional de Ciencias Económicas.
-¿Así que, recientemente, Estados Unidos en ningún momento estuvo al borde del abismo?
Guillermo Klein: -En ese país rige el denominado "acuerdo sobre las cosas fundamentales"; en la Argentina, no. Por consiguiente, en Estados Unidos la diferencia de política económica entre un presidente demócrata y otro republicano, como la diferencia de política monetaria entre Yanet Louise Yellen o Larry Summers al frente del Fed, es microscópica comparada con lo que ocurre en nuestro país. Quien quiera entender a Estados Unidos debe adoptar su perspectiva, sin mirarlo con ojos argentinos (la CNN trasmitió la negociación fiscal como si el mundo se estuviera viniendo abajo, porque no tenían otra cosa que hacer).
-¿Diría lo mismo con respecto al reclamo español por Gibraltar?
GK: -Efectivamente, pensar que España tratará de recuperar el peñón por la fuerza equivale a "malvinizar" la cuestión. Otra vez, diagnosticar con la perspectiva local lo que va a ocurrir, particularmente en el mundo desarrollado, lleva a cometer graves errores.
-Con ese criterio tampoco se debería occidentalizar el análisis de China.
-GK : -China no elige a sus autoridades por el voto popular, pero antes de calificar duramente a su sistema político deberíamos prestarle atención al hecho de que los líderes chinos duran en sus cargos mucho menos tiempo que los que surgen en los regímenes democráticos.
-¿Ocurre algo parecido en el ámbito académico?
Vicente Vázquez Presedo: -Así es. Los debates entre Milton Friedman y Paul Anthony Samuelson, como las disputas entre Paul Robin Krugman y Robert Emerson Lucas, son muy vehementes, pero en realidad discuten los decimales, sin cuestionar al sistema económico o la propiedad de los medios de producción. Si el gobierno inglés distorsionara los precios relativos como lo hizo el argentino, seguramente que los economistas ingleses le prestarían mayor atención al análisis económico del equilibrio.
-¿Tiene sentido completar los estudios en el extranjero?
VVP: -Lo tiene, si además de estudiar uno piensa, es decir, si no solamente entiende lo que está estudiando, sino que descubre cómo aplicarlo en nuestro medio, modificándolo según las circunstancias.
-De manera que lo contrario también es cierto.
VVP: -Claro, así como nosotros no tenemos que argentinizar el análisis de Estados Unidos, Alemania o China, ni los economistas extranjeros ni los organismos internacionales deben americanizar el análisis de la Argentina. En Estados Unidos los problemas de falta de credibilidad en el gobierno son prácticamente inexistentes, y en función de su historia el estadounidense tiene menor sensibilidad que nosotros, no sólo ante la noticia, sino ante el mero rumor. Consiguientemente, el trasplante automático de esquemas pensados en otros países puede generar problemas.
-Caballeros, muchas gracias..