Es la tormenta perfecta. Con el precio de la harina a niveles récord, el pan en el Gran Buenos Aires en sus versiones más económicas se vende a $20 el kilo. La gente comenzó a restringir sus compras y las ventas cayeron 25% en el año.
Este es el escenario de la protesta de los panaderos que se hará sentir hoy desde las 12 en el Obelisco.
Los comerciantes marcharán también hacia la secretaría de Comercio Interior: culpan a Guillermo Moreno de no haberles entregado la bolsa de harina a $180 más impuestos, como les había prometido.
La movilización está organizada por el Centro de Panaderos del Oeste, que desde su sede en Morón agrupa a 250 panaderías del conurbano y es la organización de mayor peso de este rubro.
Con una cosecha que fue la peor en un siglo, la cotización del trigo argentino se ubica en torno a US$ 750 la tonelada y los molinos arrancaron esta semana vendiendo la bolsa de harina a $400 cuando el último viernes se negociaba a $250 y el último enero, a $100.
El valor de la harina marca el precio del pan, entre otros productos.
Impacta con el 25% en el valor final de cada kilo.
En la provincia de Buenos Aires el kilo de pan no baja de $20, de acuerdo con Javier Silva, el presidente del Centro de Panaderos del Oeste.
Silva le dice a Clarín que las ventas de pan han caído 25% en el año y que ya no pueden afrontar las compras de la materia prima. “Guillermo Moreno nos había prometido una bolsa de harina de $180 más impuestos y nadie nos quiere vender a ese precio”, asegura Silva.
El cereal argentino se ha convertido en el más caro del mundo, con una cotización que casi duplica a la soja. Para colmo, las cosas no pintan mejor este año.
Con una siembra similar a la de 2013 y un clima que no acompaña lo suficiente, el trigo que se cosecha en Navidad sumaría 10,4 millones de toneladas, un magro 17% más que la campaña anterior, estimó la Bolsa de Cereales de Rosario. Los productores culpan a la Casa Rosada por este resultado. CRA lo puso en estos términos: “Tendremos otra mala cosecha, será una de las más bajas y obedece a la política intervencionista y anti-exportación del Gobierno”.
Silva cuenta que la gente ya no pide pan por kilo.
“Cambió la modalidad, ahora nos dicen, déme 5 pesos de pan y las piezas que podemos entregar por ese importe son poquitas”, señala el panadero.