En septiembre pasado, en medio de la necesidad del Gobierno por obtener dólares, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, abrió un cupo de exportación de maíz de la última cosecha por 3 millones de toneladas. Imaginó una lluvia de divisas. Calculó que iban a ingresar US$ 600 millones. Pero de esa cuota los exportadores sólo pidieron permisos para vender al exterior 221.400 toneladas, según datos que manejan tanto en la firma FyO como en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Y lo que entró fue poco: apenas US$ 46 millones. Así, de lo que buscaba inicialmente, el funcionario recaudó un módico 7,6 por ciento.
Según exportadores, productores y analistas consultados por LA NACION, la magra cosecha de dólares de Moreno con ese cupo de maíz obedece a tres razones: los exportadores no creen que haya ese volumen en el mercado como para arriesgarse a comprarlo, la autorización de la cuota se hizo tarde y, encima, aun si quisiera exportar en este momento, la Argentina tendría que competir con una supercosecha de Estados Unidos.
"La percepción es que no hay [ese volumen de toneladas de maíz]; el mercado lo ve así", expresó Santiago del Solar, productor.
Según el Ministerio de Agricultura, la última cosecha de maíz fue de 32,1 millones de toneladas. Para Moreno, fueron 30,3 millones de toneladas. Y para las Bolsas de cereales la producción no superó los 25 a 26 millones de toneladas. Esa variación tan grande sembró dudas sobre el abastecimiento real de maíz para los próximos meses.
Frente a esa disparidad de cifras, las especulaciones sobre cuánto se exportó también están a la orden del día. Moreno habilitó, sumando el último cupo, un total en el año de 20 millones de toneladas. Sin embargo, los exportadores compraron 18,46 millones de toneladas y se embarcaron hasta hace poco algo más de 15,5 millones de toneladas (valuados en 3100 millones de dólares).
"Nadie cree que haya ese nivel de toneladas para exportar a esta altura del año", dijo un experimentado operador, respecto de los 3 millones que habilitó el secretario de Comercio Interior en septiembre.
Del Solar completó: "Nadie quiere comprar para que después te digan que no podés exportar".
En firmas que analizan las tendencias en el sector tienen una visión parecida. "No hay una oferta amplia de maíz a esta altura del año", dijo Juan Esteban Morelli, analista de FyO.
Si uno de los factores que influyeron en la pobre cosecha de dólares de Moreno es que los exportadores no tienen confianza en que exista la suficiente mercadería disponible, otro factor no menor es que la apertura del cupo se hizo tarde. Según distintas fuentes, tendría que haber sido antes y con un cálculo más fino sobre el maíz realmente existente para exportar. Las 221.400 toneladas acumuladas para la exportación de septiembre y octubre marcan un contraste con lo que se aprobó en esos mismos meses de 2012: fueron 6.239.297 toneladas.
Competir con EE.UU.
Otro elemento que Moreno no tuvo en cuenta al demorar la apertura de esa cuota es que los exportadores se iban a encontrar con la llegada de la cosecha de maíz de Estados Unidos. Ese país está produciendo, según el último informe del Departamento de Agricultura oficial, 351,64 millones de toneladas. Se trata de 13,5 veces más la cosecha del cereal argentino.
"El problema básico es que tenemos que salir a competir con los Estados Unidos, pero en este momento no podemos por el precio", ilustró un exportador.
En FyO, la especialista Lorena DAngelo trazó al respecto el siguiente análisis: "El poco interés para exportar más maíz está en que los precios internos están por arriba de la capacidad teórica de pago que tiene la exportación a partir de los precios FOB que recibe en el mercado por parte de los compradores internacionales".
Y añadió: "Hay poco interés por el cereal argentino; está caro, frente al ingreso de la producción de Estados Unidos, que tiene precios más atractivos para sus destinos finales. El valor FOB de ese país está en US$ 213 la tonelada, aproximadamente, y el local está en US$ 208 y hoy no es competitivo".
Según los expertos, la brecha entre un país y otro es muy chica, cuando debería ser mayor para que el cereal argentino sea más competitivo. Pero esta situación obedece a que hay dudas sobre la disponibilidad de mercadería en la plaza local y eso tonifica los valores internos.
DAngelo cree, como otros analistas, que los exportadores desconfían de que exista suficiente mercadería a esta altura del año para exportar.
"La exportación no cree en la oferta que dicen que hay de maíz. Después de lo que pasó con el trigo [Moreno recortó en 2 millones de toneladas embarques que los exportadores ya tenían comprometidos y por los cuales pagaron las retenciones], no van a correr el riesgo de comprar internamente, vender en el exterior y después que el Gobierno no les permita exportar", señaló.
El analista Fernando Maquieira, de la firma Granos del Paraná, contó que hoy a los exportadores no les dan los números para cerrar negocios frente a industrias que en el mercado interno pagan más.
"La realidad es que, por los valores FOB que hay, acá no les dan los números para poder originar [mercadería], ya que los consumos están más activos y con valores mucho mejores", dijo.
Maquieira coincidió en que "la sensación del mercado es que hay menos maíz que el que estimó el Ministerio" de Agricultura.