A esta altura del partido los temas que se discuten en la economía argentina son banales. Llenos de palabras y de anuncios grandilocuentes, muy difundidos, pero que cuando nos remitimos a los números que involucran, resulta evidente que su real dimensión es de una banalidad absoluta.

Esto pasa en varios frentes, pero vamos a tomar cuatro temas ejes fundamentales a nivel macroeconómico hoy: inflación, déficit fiscal, dólar y energía.

Inflación. El dato de septiembre del congreso dio 2,11%. El septiembre de inflación más alta desde 1990. Lo peor es que esta suba es nuevamente sustentada por el incremento de alimentos liderados por el pan, lácteos y hortalizas.

Vale la pena recordar que la famosa Supercard fue creada con la intención de mantener el congelamiento de precios, bajando el costo administrativo de la tarjeta. La comisión que cobraban y cobran las tarjetas de crédito actuales es del 3%, la Supercard la bajaba a 0,75%. Producía una disminución del 2,25%, es decir la inflación de tan solo 35 días. Tanto esfuerzo para un mes de inflación.

Al margen de lo anterior, a hoy se emitieron tan solo 400 tarjetas, de las cuales solamente 200 se encuentran activas. El problema de la inflación es muy serio, no se resuelve con grandes despliegues de anuncios de medidas insignificantes dada la magnitud del problema.

Déficit fiscal. Las medidas adoptadas luego de las PASO, que fueron la reducción de ganancias para los trabajadores que ganan menos de 15.000 pesos por mes, pero a la vez aumentos de jubilaciones, de asignación universal y otras ayudas del estado, esperaban ser compensados con los nuevos impuestos a los dividendos y a la venta de empresas.

La estimación más optimista es que este impuesto recaude 2.000 millones de pesos el año entrante. Si se tiene en cuenta que la asistencia del BCRA durante el mes de septiembre de este año alcanzó los 19.000 millones de pesos, entonces toda la recaudación adicional de ese impuesto es para financiar al Estado durante un período total de 5 días.

Dólar. Con el dólar se abren dos frentes: El primero, vinculado a las reservas del BCRA; y el segundo, al tipo de cambio.

Veamos ambos:

Reservas. En septiembre (continuando con la tendencia a la baja) las reservas cayeron 1.850 millones de dólares, se trató de la caída más importante del año.

Desde que el gobierno decidió acordar con las empresas que tienen juicio en el CIADI, se anunció que el Banco Mundial desembolsaría préstamos por 3.000 millones de dólares en los próximos 3 años, es decir 1.000 millones por año. Es decir el equivalente a la pérdida de reservas de tan solo 17 días de septiembre.

Tipo de cambio: Es el otro de los problemas a resolver. En lo que va del año se aceleró la devaluación del dólar oficial y lleva un 18,5%, que es la tasa más alta de los últimos años. Pero la inflación también está subiendo; de enero a septiembre, la inflación presentada por el congreso acumulada es del 18,4%. Por lo que hasta ahora la devaluación solo acompaña a la inflación.

El problema es que nuestros países vecinos han devaluado un 6% en promedio en lo que va del año, con inflaciones de menos del 3% en el mismo período. Es decir que nuestra aceleración devaluatoria trajo más inflación y no alcanzó a compensar la devaluación del resto de las monedas de América Latina. Estamos cada vez más caros en relación a nuestros vecinos.

Energía. Durante el mes de agosto las importaciones de combustible alcanzaron los 1.548 millones de dólares, mientras que se exportó por tan solo 349 millones. Es decir, hubo un déficit energético de 1.200 millones de dólares en sólo un mes.

Este monto equivale a toda la inversión esperada de Chevron para los próximos 5 años. También la inversión de Bridas de 500 millones de dólares equivale a tan solo 10 días de importación de combustible.

El requerimiento de inversión anual de YPF es de 7.500 millones de dólares. Hasta ahora, logró una colocación internacional de tan sólo 150 millones. Ese monto alcanza para tan solo 7 días.

La economía de la anécdota

Esto son tan solo algunos ejemplos de lo que estamos debatiendo. Es increíble la cantidad de horas que le dedicadas a discutir medidas irrelevantes. Si lográramos ponerlas en perspectivas, entenderíamos que nos son más que anécdotas dados los desequilibrios que está sufriendo la macroeconomía argentina.

La idea de poner estos números es para que vayamos tomando conciencia de los problemas económicos que tenemos por delante, que se han ido profundizando a gran velocidad en estos dos últimos años.

No se trata de dar malas noticias, sino de poner en perspectiva la tarea que les queda por delante a este gobierno, y al que venga luego, para revertir el deterioro de la inversión de esta última etapa.