En la actualidad, muchos actores del sector están muy preocupados por esta campaña. Está claro que el tinte distintivo del modelo de producción agropecuario lo da el riesgo, que integra múltiples factores. Muchas veces se suele escuchar entre los técnicos que “el excel es una máquina de fundir productores”; sin embargo, es tan solo una herramienta en la cual el productor, a partir de su interpretación del riesgo, decide agregar quintales de rendimiento o de presupuestar valores erróneos.
El análisis del riesgo es un marco que funciona como limitante de las expectativas y se construye en un escenario en el que actúan los factores climáticos, los bióticos, los del suelo, las variables del negocio y de los precios, entre otros. En la medida en la que mayor cantidad de variables estudiadas se agreguen al riesgo, aumentan las probabilidades de dar con un resultado conocido.
Para presupuestar vale repasar esta fórmula: resultado= análisis / expectativas. Esta fórmula muestra que el verdadero desafío no es bajar las expectativas sino aumentar el análisis y, en la medida que se incrementa, se ajustan las expectativas automáticamente.
Gran cantidad de empresas, fundamentalmente las que arriendan campos, en su momento tuvieron una percepción del riesgo equivocada y sus negocios fracasaron por la falta de análisis. Entonces, a la hora de enfrentarnos a la próxima campaña y empezar a presupuestar, es bueno repasar no sólo los datos fríos que ofrece el análisis de lo pasado sino también recrear las “sensaciones” que se experimentan cada vez que reiteramos este ejercicio cada año.
De esa forma se podrá observar, si es que se tiene acceso a esa información, cuáles fueron los resultados finales luego del proceso y contrastarlos con los análisis previos que existían. Y se verá que casi todos los años se piensa sobre lo mismo.
¿En qué consiste un buen análisis? En él deben contemplarse todas las aristas que rozan un objetivo productivo. Para ello es preciso analizar primero cuáles son las alternativas productivas. Una vez que el productor está seguro de la elección productiva y de por qué se hace, lo segundo es lograrlo de forma eficiente, y es en este punto en el cual comienzan los análisis pluviométricos de las zonas, la características del terreno en cuanto a limitantes física y químicas, el comportamiento del cultivo adaptado a esa zona en particular, el flete, la posibilidad de ubicar la mercadería, el precio, los costos, las estrategias para solventar y financiar los costos y los alquileres. Finalmente, se proyectan rentabilidades y márgenes.
Es importante no olvidar y evaluar, dentro de la planilla de cálculos, un rendimiento igual a cero. Una vez asimilada esa instancia, la cual puede ocurrir, hay que pensar cuál será la realidad dentro de un escenario de quebranto y preguntarse: ¿es afrontable?
Hay que recordar que el número negativo volcado por el análisis de margen bruto después hay que multiplicarlo por el número de hectáreas. Un análisis consciente, que no extralimite las expectativas, puede hacer la gran diferencia en el resultado.