Vale más del doble que en la misma fecha del año pasado. Cotiza por encima de Chicago, de Kansas y del Golfo. Las causas son conocidas: la cosecha vieja resultó insignificante, a partir de una mínima área sembrada como respuesta a las políticas intervencionistas, combinadas con un clima que no ayudó. El resultado: un stock mínimo, con muchas partidas de baja calidad, disputado camión por camión por los compradores.

El empalme con la cosecha nueva tampoco es sencillo. El área sembrada también fue escasa y los cultivos del centro y del norte del país fueron afectados por heladas y por una feroz sequía inverno-primaveral que ha sido neutralizada con los registros de los últimos días. "En Santa Fe las lluvias fueron muy desparejas y llegaron tarde en muchos campos, en los que se prevén caídas de rindes del orden del 50% o más; los recuentos de espigas emergidas por metro cuadrado adelantan que lo que se va a cobrar no alcanzará para pagar los gastos de implantación y protección", lamenta un técnico que atiende campos en el norte y sur provincial. La situación es igual o peor en La Pampa, en Córdoba y en el noroeste de Buenos Aires.

La contrapartida de esta perspectiva de quebranto en una amplia zona es lo que ocurre en el sur de Buenos Aires, la subregión triguera IV, la de mayor importancia en la producción del cereal. "Hasta ahora los cultivos muestran buen aspecto, pero faltan varias semanas para su desarrollo y no se puede descartar la posibilidad de una helada tardía, de granizo o de lluvias excesivas durante la floración. También tiene que haber tiempo favorable durante el momento de cosecha", considera Sebastián Olivero, titular de la consultora Agro Tecei. "Si se diera finalmente una buena producción en el sur bonaerense, los precios deberían tranquilizarse, tendencia que adelanta el Mercado a Término", anticipa.

Frente al escenario, "los molinos demandarán 6 millones toneladas en el ejercicio; además, se necesitarán 500.000 toneladas para semilla y otras 500.000 como stock de seguridad. Son 7 mill./t que se abastecerían con la producción esperada, si la cosecha del sur bonaerense es buena", dice Olivero.

Los US$ 530 por trigo viejo están siendo pagados exclusivamente por los molinos. "Los exportadores no le podrían vender a nadie mercadería con esos valores. Sólo están comprando cosecha nueva a US$ 250, con cuentagotas, porque no tienen nuevos ROE. Adquirieron sólo 700.000 toneladas de cosecha nueva contra cuatro millones del año pasado a la misma fecha, cuando tenían autorización para exportar 5 millones", compara el consultor.

En síntesis, en el mercado local se vislumbran tres fases: en el corto plazo se mantendrá la firmeza por la escasez; posteriormente, se podría entrar a una etapa de mayor tranquilidad en plena cosecha si la producción del sur es normal, y luego, habría que esperar un mercado otra vez tirante, con tónica al alza porque la producción se venderá gradualmente. Así lo muestra el Mercado a Término, con valores de US$ 243 para enero y US$ 266 para julio.

En el escenario planteado, Olivero aconseja aprovechar para vender las partidas primicia de los productores del norte del país, pero no apurarse demasiado en las regiones productivas pampeanas en plena cosecha. "Se podrían concretar las ventas imprescindibles en los momentos en que la demanda muestre apremios, pero hay perspectivas de buenos negocios para quien pueda demorar operaciones hasta el invierno/primavera de 2014.".