En momentos en que ya se registra competencia de malezas, en especial de gramíneas como avena fatua y rye grass, en cuyo período inicial pueden provocar pérdidas de hasta 70 por ciento en los rindes, dos especialistas de la principal región cerealera argentina describen la situación actual del trigo y la cebada. Recomiendan estar alerta y actuar cuanto antes. Además, con las lluvias, se espera la aparición de enfermedades como mancha amarilla, escaldadura y mancha en red.
El trigo y la cebada ingresan en un período de toma de decisiones. El correcto control de malezas competencia y enfermedades será clave a la hora de lograr buenos resultados.
En ese sentido y con fines de observación, los ingenieros Fidel Cortese y Ramón Gigón, recorrieron campos en Necochea, Tres Arroyos, González Chávez, San Cayetano y Coronel Pringles.
Según Gigón, de Chacra Experimental Integrada Barrow – INTA, “hay un pico histórico de avena fatua en septiembre”. A lo que añade: “Este es el momento en el que nacen las malezas y por lo tanto hay que estar muy alerta, sobre todo en lotes sembrados con cebada tardía que recién muestran una o dos hojas, y que no han sido tratados. Con respecto al rye grass, que este año apareció muy temprano, se ven escapes que vienen del barbecho”.
Aunque en cereales se registra una gran presencia de sanguinaria (Polygonum aviculare L) –la histórica maleza de hoja ancha de invierno–, pero como todos los años, el principal problema se centra en las gramíneas: avena fatua y rye grass (Lolium perenne). Con las lluvias pronosticadas y el inminente aumento de las temperaturas, es de esperar que estas malezas crezcan con fuerza.
A mediados de julio se registraron en la región fuertes heladas y mucho viento. Y si bien esas condiciones frenaron a la mayoría de las malezas, latifoliadas y gramíneas como la avena fatua, el frío permitió que salieran de su estado de latencia y dormición, y los días recientes con mayores temperaturas favorecieron su emergencia.
“La recomendación es controlarlas lo más temprano posible, sobre todo porque la competencia es ejercida en los primeros estadios del cultivo. Cuando esta maleza compite con trigo y cebada que ya está encañada, no afecta tanto los rendimientos y el desarrollo de las plantas como sí ocurre en ese período inicial, ya que pueden reducir el rendimiento de los cultivos hasta el 70 por ciento”, sostiene Gigón.
En relación con la posible aparición de resistencia a herbicidas, agrega: “Estamos viendo en los últimos años la aplicación repetitiva del mismo graminicida o de los mismos principios activos, y sobre todo usado en dosis bajas. Es muy probable que comencemos a ver resistencias. El problema es que existen en el mercado sólo dos modos de acción en graminicidas, por lo que la recomendación de rotar modos de acción es acotada en este caso. Por ahora aconsejamos usar dosis de marbete completa y rotar entre las opciones disponibles. En el caso de utilizar el herbicida Axial, se recomienda aplicar dosis de entre 600 y 800 centímetros cúbicos por hectárea”.
Sobre el papel de auxiliares de aplicación, Gigón sostiene: “Tampoco se debe pensar que agregando un coadyuvante premium se soluciona el problema. Se trata de una estrategia puede funcionar en condiciones de estrés hídrico o cuando los folíolos están ‘serosos’, que es el caso de rye grass, que tiene una significativa acumulación de cera en sus hojas, pero si hay resistencia relacionada con el metabolismo de la planta, el coadyuvante no influye”.
Enfermedades en cereales
Las principales enfermedades en cebada en la campaña pasada fueron escaldadura temprana y, más tarde, mancha en red. Además, en la zona sudeste, se sufrió un importante ataque de Ramularia. En trigo, los principales problemas foliares fueron mancha amarilla y Septoria. Pese a que suele aparecer en cada campaña, la roya no atacó a la cebada ni al trigo en 2012. Este año, en cambio, en zonas arenosas se está advierte un importante avance de Rhizoctonia.
En esta campaña han caído entre 400 y 600 milímetros de lluvia para los cultivos de invierno y la zona atraviesa un período de sequía con poca humedad ambiente desde hace 50 días.
“Las recientes lluvias nos llevan a realizar nuevos monitoreos porque seguramente aparecerán síntomas, sobre todo si siguen las actuales condiciones. Hoy los lotes de trigo no poseen grandes incidencias de mancha amarilla, aunque la situación puede cambiar en las próximas semanas. Si bien los precios de los cereales han bajado, el costo de los fungicidas no tiene incidencia en el costo total del cultivo. Hay que estar alerta para realizar aplicaciones oportunas”, afirma Cortese. “En cebada, en especial en variedades susceptibles como Scarlett y Shakira, hemos realizado aplicaciones de fungicidas junto con el herbicida para bajar el inóculo del lote, y luego se aconseja realizar una segunda aplicación tardía de fungicidas”.
La experiencia Ramularia
El inóculo de Ramularia está presente en los lotes, aunque no siempre se manifiesta. Apareció en el 2001 y retornó con fuerza en la campaña pasada, lo que provocó grandes pérdidas. Se trata de una enfermedad cuyos síntomas se advierten muy pronto, por lo que es conveniente monitorear si se dan condiciones de extrema humedad y pocas horas de sol. Cabe señalar que el síntoma de la enfermedad es un salpicado necrótico y suele confundirse con roya.
“El año pasado en lotes donde se había aplicado el fungicida Reflect Xtra para mancha en red en cebada, se controló también Ramularia. Si bien este producto no tiene registro en la Argentina para esta enfermedad, sí lo tiene en otros países. Por lo tanto, a partir de ese conocimiento, muchos productores utilizaron el producto para Ramularia en cebada y lograron salvar buena parte de la producción”, asegura Cortese.