Algunas materias pendientes que dependen del sector privado

Los encierres siguen su evolución normal, como en años anteriores, muestran el techo de encierre a principios de agosto con un 61 % de ocupación y un Índice de Reposición de Feedlot (IRF) durante julio de 1,2. Los precios de la invernada, empezaron a mostrar una tendencia a la suba, mientras que el gordo, se mantiene en niveles razonables de la mano de la firmeza del consumo.

A mediados de agosto, gracias a la invitación de MSD Animal Health, la Cámara Argentina de Feedlot tuvo la posibilidad de participar durante 3 días de un curso intensivo sobre calidad de carne, en la Universidad de Texas Tech, en EEUU. En un grupo compuesto por argentinos y mexicanos, analizamos cómo el precio, las bonificaciones y los castigos que recibe el productor norteamericano por sus animales, dependen de una tipificación objetiva, que valora parámetros que hacen realmente al negocio de la cadena: calidad de producto y rendimiento del animal. La calidad del producto se mide por el marmoleo del bife y la osificación del animal, por lo tanto se está premiando directamente la terneza, sabor y jugosidad de la carne. En lo referente al rendimiento, se mide lo que denominan “Rendimiento al Corte”, es decir, cuanto rinde dicho animal en kilos de corte (no rendimiento de res). Un sistema similar aunque con algunos matices, utilizan los australianos. Son sistemas de tipificación modernos, objetivos y relacionados directamente con parámetros de calidad que permite mejorar, integrar el negocio, y maximizar precios para el productor.

Por otro lado, desde Uruguay, un poco más cerca de nuestras pampas, siguen llegando noticias alentadoras en referencia a la demanda de carne y el acceso a mercados. Mientras la demanda por la carne de Feedlot en la Unión Europea sigue traccionando la producción intensiva en el vecino país, se ha confirmado el acceso de carnes enfriadas por parte de Uruguay a Corea y las negociaciones para acceder a Japón estarían avanzadas. Así pues, el problema del status sanitario que siempre fue un “cuco” para golpear las puertas de los mercados más valiosos del sudeste asiático, ya no lo es tanto. La demanda de dichos mercados se concentra en carnes con buen marmoleo, producto que se logra agregando valor al maíz con terminaciones a corral.

Lo anterior nos muestra que, más allá de las coyunturas, es hora que las instituciones privadas del sector de ganados y carnes pongan arriba de la mesa la discusión sobre calidad y tipificación, y presenten al Estado Nacional una propuesta con una agenda concreta para su evaluación y puesta en marcha. Sin este paso difícilmente podamos aprovechar oportunidades de mercado de la manera que el negocio de carnes en el mundo lo exige.

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