Cuando Shao Guorui gana dinero comerciando soja en China, compra palo de rosa de bosques tropicales y piedras para tallar de la provincia de Fujian que antes se utilizaban para hacer los sellos imperiales.
“Estas cosas mantienen su valor”, afirma Shao, de 45 años, sentado en su oficina de Pekín mientras acaricia unas cuentas de madera perfumada de la isla de Hainan. “En cambio, esa clase de dinero viene y se va”, dice, señalando a dos laptops que, sobre una larga mesa de madera roja, destellan con precios del Mercado de Chicago.
Shandong Sunrise Grain and Oil Trading Ltd., la compañía de Shao, representó el 10% de los envíos de soja a China en 2012 –más que traders globales como Wilmar y Cargill– y podría duplicar las transacciones el próximo año. Desde que ingresó en el negocio en 2006 decuplicó el volumen, convirtiéndose en el mayor importador de un país que es el consumidor número uno de soja del mundo.
Vestido con una camisa deportiva blanca y pantalones informales, Shao dijo a Bloomberg News que en 2012 importó más de 6 toneladas de soja y que proyecta 8 millones de toneladas este año. Investigadores independientes en el área de agricultura en Shanghai JC Intelligence Co. y China Cereals and Oils Business Net, tras aclarar que no pueden hacer un seguimiento de todas las transacciones, dijeron que los cargamentos de los que tenían constancia superaron los 5 millones de toneladas.
El trading de Shao ayuda a los granjeros de los Estados Unidos o de Brasil, pero tiene sus pros y sus contras para los molinos de soja en China. Los procesadores se benefician por el hecho de que él soporta el riesgo sobre los cargamentos cuyo costo se calcula en el punto de origen meses antes de llegar a los puertos chinos, pero deben reducir los márgenes cuando sus importaciones aumentan el stock.
“Algunos culpan a Shao de inundar el mercado y de haber contribuido a las pérdidas del sector el año pasado”, dijo Li Qiang, presidente de Shanghai JC, que lleva más de 30 años analizando la agricultura en China. “Otros ven oportunidades en trabajar con él. Su influencia está destinada a crecer en tanto los bancos lo apoyen y él siga proveyendo a los molinos un acceso directo a los granos”.
Originario de Rizhao, en la provincia oriental de Shandong, Shao dejó la escuela secundaria y comenzó a vender forraje hasta que, con la ayuda de su hermano, compró un molino de soja en quiebra.
Ahora vive en una torre de departamentos en el centro de Pekín y tiene su oficina de tres ambientes en un centro comercial suburbano, entre negocios de artesanías.
“Si me meten en una gran empresa, no sobreviviría ni un día”, dice Shao en mandarín con el fuerte acento de Shandong. “Me gusta estar aquí, la energía es buena, y para negociar bien es necesario crear la psicología adecuada”. No quiso revelar su fortuna.
No todas las transacciones salen bien. A comienzos de este año, Shao pagó US$8 millones a clientes, al no lograr hacer las entregas a tiempo por una congestión en los puertos brasileños. Los spreads entre los contratos de julio y noviembre en Chicago comenzaron a moverse en su contra y Shao tuvo que renegociar con los proveedores.
Su hermano, Shao Zhongyi, el director de Shandong Chenxi Group, ocupó el año pasado el puesto 357 en el ranking Forbes de ricos de China, con una fortuna de 3200 millones de yuanes (US$520 millones). Shandong Sunrise es parte del grupo, cuyos negocios van desde petroquímica a bancos.
Los hermanos forman parte de una generación de empresarios que hoy se ven obligados a reformular algunas de sus estrategias en momentos en que el gobierno encara desequilibrios creados por décadas de fuerte crecimiento.
El gobierno busca limitar la sobrecapacidad en industrias como la del acero o el cemento y está tomando medidas contra las operaciones con commodities que se duplican como acuerdos financieros, para eliminar el crédito excesivo.
Un 51% de los 120 millones de toneladas de capacidad anual de los molinos de soja está ociosa debido a una monumental expansión, se lee en el informe anual de Wilmar, con sede en Singapur. La ganancia pre-impuestos en la división de granos y oleaginosas de la firma, primera molinera en China, cayó 97% en 2012 por la sobrecapacidad y porque “actores especulativos inundaron el mercado de productos de soja”, según el informe.
Shao señaló que comprar cargamentos para usar como garantía y obtener crédito para otras inversiones ayudó a impulsar el crecimiento cuando comenzó a importar soja siete años atrás. Eso se redujo hasta ser “sólo un aspecto” del negocio, dijo, sin dar más detalles.
El USDA, que prevé que las importaciones chinas de soja llegarán a un récord de 69 millones de toneladas en 2014, estima que 68 millones de toneladas serán trituradas.
El procesamiento de soja para obtener alimentos y aceite no fue redituable por 6 de los últimos 12 meses en China, según Shanghai JC. La mezcla de trading de commodities con transacciones financieras hace difícil predecir el volumen y tiempos de las importaciones de Shao guiándose por la oferta y la demanda, e implica que a veces Shao puede obtener ganancias cuando la industria de los molinos no”, dijo Li, de Shanghai JC.
“Las oportunidades surgen un par de veces al año y las aprovecho”, dice Shao. “Hace tanto que lo hago que ya me sale instintivamente”.