Una planta de Bioetanol representa, haciendo una analogía con los combustibles tradicionales, una mini refinería capaz de elaborar un combustible limpio y renovable, a partir del procesamiento de maíz  u otros cereales, y caña de azúcar. Sumando los proyectos que están finalizando el proceso de construcción, hay en nuestro país once de estas pequeñas destilerías y cuentan con una capacidad de producción agregada de 832.000 m3 anuales.

De acuerdo a datos del rubro y tomando como referencia la demanda energética actual, para alcanzar el 5 por ciento obligatorio de mezcla que establece la normativa, es necesario producir 370.000 metros cúbicos de etanol. Hoy las petroleras están respetando esta exigencia sin mayores inconvenientes y para los empresarios es tiempo de pensar en elevar la participación del producto vegetal, plantea el Director Ejecutivo y Socio Fundador de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, Claudio Molina.

En este contexto optimista, Molina plantea que “es totalmente viable” subir el corte al 10 por ciento, aunque aclara que “hay que superar muchas barreras para lograrlo, principalmente de algunas áreas del propio Gobierno que se oponen” a estas propuestas, según publicó Surtidores.com.ar

En cuanto a costos, el experto asegura que “es poco material el aumento de precios que genera la mayor participación de bioetanol en las naftas, sobre todo en un contexto en que los combustibles líquidos vienen aumentando significativamente y las compañías petroleras argentinas registran márgenes de refinación muy elevados en términos relativos al mundo y a los que se registraban en el país algunos años atrás”.